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Bernardo Gutiérrez Parra
Desde el Café
Hasta donde se sabe, el legislador federal Benito Aguas Atlahua no tenía enemigos, nadie lo había amenazado ni tenía por qué. No era pendenciero y tampoco tenía cola para que se la pisaran. Era un ingeniero originario de Zongolica de donde fue alcalde por el Partido Verde; en 2022 pidió licencia para competir por la diputación federal que ganó. Sin embargo, este lunes lo mataron.
Benito fue atacado a balazos por un sujeto en motocicleta cuando se desplazaba en su vehículo por la comunidad de Tepenacaxtla, perteneciente a Zongolica. Aún con vida, fue llevado a la clínica del IMSS de ese municipio y después a la de Orizaba donde falleció por dos impactos de bala; uno en el tórax y otro en la cabeza. En la refriega murió otro ingeniero: Agustín Linares López del que poco o nada se sabe.
Y la noticia impactó en Palacio Nacional.
La presidenta Claudia Sheinbaum dijo: “Aprovecho para decirles que hoy pedí a la Secretaría de Seguridad Pública por el caso del diputado del Partido Verde en Veracruz, que lamentamos mucho lo que ocurrió. Hemos pedido a la Secretaría (Léase Omar García Harfuch) que se comunique de inmediato con la gobernadora para poder apoyar en todo lo que se requiera para que se haga justicia”.
Y acá en la aldea, la gobernadora Rocío Nahle se valió de las redes para dar el pésame a la familia y añadir: “Garantizaremos que las instituciones encargadas de procurar justicia en Veracruz trabajen hasta dar con los responsables”.
Agregó que la Fiscalía General del Estado tiene abierta una carpeta de investigación y que fiscales, peritos y policías ministeriales trabajan para esclarecer el hecho y dar con los responsables.
A pesar de que no mencionó a Verónica Hernández Giadáns, este comentario provocó que las cejas se levantaran, sobre todo de quienes conocen muy bien a la Fiscal.
“Ojalá no vaya a inventar a un chivo expiatorio y lo convierta en el asesino del diputado con el avieso fin de agradar y engañar a la gobernadora” me dijo alguien.
Pero el secretario de Gobierno Ricardo Ahued, anunció que la Fiscalía General de la República coadyubará en la investigación del asesinato y qué bien. Tanto esa dependencia como Omar García Harfuch tienen pero con mucho, más credibilidad.
El artero crimen de Benito Aguas no es un asesinato más, es el homicidio de un diputado federal que se cometió en un estado donde este año (del 1 de enero al 30 de noviembre) se cometieron 625 asesinatos dolosos.
Si es un crimen político, pasional o de otra índole se debe saber. Lo que ya no se puede aceptar es que quede impune como sucedió con alarmante frecuencia en la administración del ingeniero mecánico.
Quizá me estoy viendo de a tiro muy ingenuo lector, pero por el bien de todos, ni este asesinato ni los que por desgracia vengan deben pasarse por alto porque Veracruz y los veracruzanos tiene rato que llegaron al hartazgo.
Quienes están investigando el crimen de Benito Aguas deben aclararlo a la brevedad y a cabalidad, porque de lo contrario estarán enviando una pésima señal.
Como también estará enviando una pésima señal el gobierno de Rocío Nahle, que apenas está entrando en el día once de su sexenio.
bernardogup@hotmail.com