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    Mara I. Cruz Pastrana

    Abogada

    Veracruz es una de las entidades más grandes y más pobladas del país, ha sido escenario durante años de importantes movimientos sociales. Desde la lucha por la verdad y la justicia en los múltiples casos de desapariciones forzadas en el Estado, hasta la defensa de los derechos fundamentales de los pueblos originarios, la diversidad, los grupos vulnerables o la protección del medio ambiente, entre otros.

    Los movimientos sociales en la entidad han sido una constante en la vida política y social, tienen una larga historia que se remonta a tiempos de la Revolución Mexicana; sin embargo, es en las últimas décadas que han cobrado una nueva dimensión. En los 90´s, los movimientos se centraron en la lucha por los desaparecidos, movimiento que se desencadenara por la desaparición de varios estudiantes de la Universidad Veracruzana en 1994 y que diera lugar a protestas y manifestaciones en los que se demandaba justicia y verdad.

    En la década de los 2000, se ampliaron estas movilizaciones para incluir la defensa de los pueblos originarios y la protección del medio ambiente; con la construcción de la autopista Veracruz-México se desencadena una serie de protestas con las movilizaciones indígenas en busca de la reconfiguración del territorio y el respeto a su hábitat de origen.

    No es objetivo de este artículo describir las diversas movilizaciones indígenas, baste ejemplificar que durante esos años de transición se abrieron espacios que fueron aprovechados por los pueblos originarios para el reconocimiento a sus municipios como el caso de Sochiapa, Tatahuicapan o Uxpanapa.

    En la actualidad, los movimientos sociales han crecido a tal grado en que se han convertido en una fuerza social importante en la entidad, con movimientos como el feminista en busca de la igualdad de género y la erradicación de la violencia; movilizaciones contra la inseguridad y los feminicidios; el movimiento por la defensa de los derechos de los trabajadores y la mejora en sus condiciones laborales; el movimiento LGBTTTIQ+ en la lucha contra la homofobia, los crímenes de odio y el reconocimiento de los derechos humanos de la diversidad; el movimiento magisterial, el movimiento obrero, los movimientos rurales y de pesca, entre muchos más. En la actualidad el neoextractivismo analiza casos de la industria petrolera, los proyectos hidrológicos y las defensas de las comunidades que se movilizan en pro del medio ambiente en todas las regiones del Estado.

    El cambio político de Veracruz parece cerrar el ciclo de la transición a la democracia de los movimientos sociales, pero hoy más que nunca se necesita una lectura crítica de las interpretaciones de la transición que no debe centrarse en la continuidad autoritaria del sistema político, en detrimento de la consideración de los derechos y garantías de las personas, sino ubicar las problemáticas sociales y solucionar las demandas que de no ser atendidas formarán una gran bola de nieve.

    El nuevo gobierno de Veracruz, se enfrenta a los desafíos planteados por los movimientos sociales del Estado, la gobernadora Nahle ha anunciado que su gobierno será transparente y que rendirá cuentas a la ciudadanía; sin embargo, los movimientos sociales han expresado su escepticismo respecto a las promesas de campaña y muchos han señalado que el gobierno anterior no cumplió y que no se han tomado medidas efectivas para abordar los problemas que enfrenta el Estado. Siguen los plantones en las plazas y las diversas manifestaciones por inconformidad.

    Se necesita establecer un diálogo efectivo con los movimientos sociales y escuchar sus demandas y propuestas, tomar medidas efectivas en temas como la salud, la pobreza y la desigualdad; el derecho a la libre determinación de los pueblos originarios; es necesaria una verdadera participación ciudadana sin tintes políticos y promover la democracia participativa y la igualdad sustantiva.