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Miguel Valera
Contraseñas
La elección del 1 de junio de 2025, que llevará a las urnas a los veracruzanos para renovar 212 alcaldías, 212 sindicaturas y 630 regidurías, será una prueba de fuego no para Esteban Ramírez Zepeta, el dirigente estatal que apenas puede controlar su naturaleza humana. No. Será una prueba de fuego para la dirigencia nacional del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) que presiden Luisa María Alcalde Luján y Andrés Manuel López Beltrán.
Si bien, el hijo del ex mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador, ha dicho recientemente que “dedicará su vida a la Ciudad de México”, dejando entrever una posible candidatura para Jefe de Gobierno en 2030, nadie duda que en realidad el actual Secretario de Organización de MORENA se está preparando para suceder a la actual presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para la elección que se llevará a cabo en ese 2030. Falta mucho, dirían algunos, pero en política siempre hay que llegar temprano para lo que se desea.
Por eso, mientras en otros partidos se duermen, añorando el viejo pasado, en el Movimiento de Regeneración Nacional ya se encuentran operadores haciendo encuestas, hablando con liderazgos, generando consensos, revisando las votaciones pasadas —las reales y las maquilladas—, todo de todo, aceitando la maquinaria, como decían en el viejo régimen, para seguir mostrando músculo electoral.
BUSCA OPLE ALTA PARTICIPACIÓN
A su vez, en el Organismo Público Local Electoral, nos ha dicho la Consejera Presidenta Marisol Alicia Delgadillo Morales, el proceso está en marcha para que las y los veracruzanos acudan a las urnas el próximo domingo 1 de junio de 2025. Entrevistada en la sala de sesiones del órgano electoral, la abogada, Maestra en Derecho electoral y Doctora en Administración Pública, señala que todo el trabajo que están realizando es una apuesta para que sea un proceso comicial “altamente participativo”. “Tuvimos en el proceso anterior el 59.2 por ciento de participación ciudadana y esperemos en este proceso sí incentivar a la ciudadanía que se haga presente en las urnas”, asevera.
Le pregunto sobre la efervescencia que generan los procesos locales y me contesta: “Claro, los históricos lo dicen. Lo que estamos buscando es que este proceso tenga una certeza de que sean los conductos legales, las instancias correspondientes para resolver cualquier controversia que se suscite en el calor del propio proceso electoral y no recurrir a una situación como temas de violencia que no benefician a nadie y en todo caso sí perjudican a la ciudadanía”.
—¿El llamado del órgano electoral será siempre a la mesura, al orden, a la paz?, inquiero, y acota: “Pues siempre al diálogo, a la construcción de acuerdos, siempre hay que darle la oportunidad al diálogo y cuando el diálogo no da más para sacar un acuerdo, conciliar intereses pues dar pie entonces a los cauces legales. Están los recursos, los medios de impugnación, las autoridades jurisdiccionales que son las encargadas de resolver y decidir a quién le asiste el Derecho y a quien no. Y creo que si están ahí hay que hacerlos valer en beneficio de la ciudadanía”.
Será un proceso electoral muy interesante. Los grupos locales tratarán de acomodar sus piezas. La gente, por lo regular, se involucra mucho, se apasiona para defender las propuestas de sus terruños. Deseamos, como lo dice la Consejera presidenta del OPLE, que impere el orden, los cauces legales, la tranquilidad y que no tengamos nada que lamentar.
SOLO LOS MUERTOS NO SE PELEAN
La política es una actividad de seres humanos, de hombres y mujeres pensantes. En ella se entretejen pasiones, todas las pasiones humanas, propias de quienes viven en la polis, en el mundo de lo público. Sólo los Cátaros —una secta cristiana surgida allá por el año 1160 en el sur de Francia— creían que se podía vivir en pureza absoluta. No es posible. Todos los seres humanos —me lo dijo un día el Cardenal Sergio Obeso Rivera— estamos tocados por el polvo del camino.
Claro, muchos políticos, algunas veces, se sienten como dioses, amos y señores del Olimpo, intocables. Un día, en Ángel R. Cabada, me acerqué al entonces diputado Juan Javier Gómez Cazarín y le toqué el brazo, para pedirle nos atendiera a unos reporteros en una entrevista. El hombre se volteó, mirando con cierta molestia mi mano en su brazo. El hecho me hizo recordar a María Magdalena cuando se acercó a tocar a Cristo y éste le respondió: “Noli me tangere” (No me toques, según el texto de la vulgata latina).
El hombre fue aprendiendo. En otra ocasión coincidí con él en un convivio en el propio Congreso y sacó un tamal de una olla y empezó a comer con toda naturalidad, chacoteando con toda la palomilla ahí presente. La polémica que se ha generado en torno a las declaraciones de su sucesor en la JUCOPO, Esteban Bautista Hernández, son parte de la normalidad política y administrativa. El que llega tiene que revisar con lupa y tiene derecho a extrañarse por cualquier hecho administrativo que pareciera irregular y el que se fue igual tiene derecho a responder y aclarar. Nada que no se pueda aclarar y cuadrar ante la caja de cristal de lo público en la que vivimos hoy. La política, me lo decía un viejo maestro en el periodismo, es para ponerse de acuerdo.
@MValeraH