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Inocencio Yáñez Vicencio
A propósito de la afirmación que hice en mi penúltima colaboración, en el sentido de que no creo en el puritanismo en política, varias personas que me distnguen al leerme me han pedido les aclara está aseveración, por lo que hoy intentaré aclararlo.
Tomando en cuenta que política y moral son dos cuestiones diferentes, pero relacionadas. La política no es igual a moral pero eso no significa que no tenga su propia moral.
Sin duda alguna la política entendida como lucha por conquistar y retener el poder, dió lugar a qué en aras de obtenerlo o no perderlo, se justifiquen todos los recursos, porque afirma Maquiavelo, ningún pueblo perdonará a un monarca que por cumplir con su palabra y otros valores sucumba ante el adversario. Pero no es la única práctica ni el único concepto que conoce la historia de política. A fines del siglo VI antes de nuestra Era, Solón y Clistines fundaron en Atenas un régimen de democracia directa, donde la política y el poder residian en la asamblea. En ella se acordaba el orden del día, los asuntos que se discutirian y se someterian a su aprobación. Mediante el debate, la deliberación, se producían los acuerdos se tomaban las decisiones para su ejecución. Los tres principales cargos salían por sorteo, no había elecciones. Cómo puede verse el poder no tenía una sede institucional, se expresaba directamente en la discusión y la decisión. En rigor la Atenas Clásica no conoció la representación ni el gobierno.
Esta sucesión de un régimen asambleario y un régimen representativo no se da cronologicamente o por escala, más bien no se presenta por sucesión. La misma democracia clásica experimentó la tiranía de los 30 y la de los 400 tiranos. Lo cierto es que en un momento determinado , como dice Mauricio Viroli, la razón de Estado prevaleció, es decir, la política como acción concertada para lograr un fin común fue relegada por la política como lucha del poder por el poder.
Es precisamente la política como Razón de Estado la que abrió las puertas a todos los recursos y prácticas que permiten hacerse o retener el poder político.
Tiene razón Bobbio cuando crítica eso de que lo personal también es político, porque la política se desnaturaliza cuando se ocupa de lo personal, por ella nació para ocuparse de los problemas que nos son comunes.
Es tan contundente que la política surgió para hacer frente a los problemas que nos son comunes por la vía pacífica y del diálogo, porque desde su aparición el hombre tuvo que asociarse para sobreponerse a bestias y fenómenos que lo superaban en fuerza, pero eran simples reacciones de vida o muerte, no eran acciones políticas; que la forma de dominación que crearon los que sepultaron el régimen feudal, aún cuando es un sistema de la nueva clase burguesa, para hacerlo aceptable, lo presentan como neutral, como de todos. Esa ya es una careta, un disfraz, un engaño, que contamina todo y encumbra, por lo tanto, al que más y mejor engaña. En este sistema se corona, se vitorea, se laurea al que acumula cargos y dinero, no al que sirve al bien general. Cuando vemos que el más grande moralista, Emmanuel Kant, recomienda que las leyes se elaboren como si el pueblo las hiciera, está recomendando la negación de la democracia y con ello encadena el pueblo a una voluntad externa, a un amo.
Cuando un régimen como el liberal, como el que desde hace tiempo habíamos tenido, exalta y vive de la mentira, siempre corre el riesgo de que halla un grupo como Morena, que lleve al paroxismo la mentira como arma para agenciarse y perpetuarse el poder político.
En estas condiciones no podemos esperar encontrar mujeres y hombres inmaculados. Por eso en política se recomienda apoyar al candidato o partido menos peor.
El mismo Kant dice que el problema del Estado tiene solución, según él: incluso para un pueblo de demonios… siempre que tengan entendimiento. Siempre que siga a sus propios intereses de forma racional, el individuo está obligado a ser un buen ciudadano aunque no esté obligado a ser moralmente un hombre bueno.
Todos sabemos que el más grande tribuno de la Revolución francesa, Mirabeau, antes del estallido social, su padre le promovió un juicio para desconocerlo como hijo por la vida descarriada que llevaba y sin embargo, por su aportación política, todavía no se conoce que su nación se le haya rendido al morir , a otro patriota como a él.
No , no estoy justificando, deslices, lo que digo es que en este sistema de simulaciones, tenemos que saber distinguir lo privado de lo público, porque si no sabemos hacer esa separación, nadie sale librado y provocamos el vacío político en provecho de las fuerzas del mercado y de todos los que declarándose apolíticos quieren tomar las decisiones comunes.
El actual debate nos ha dado oportunidad de saber los recursos de cada cual. Eso es lo importante. Que los miembros de Morena defiendan a su gobierno, podríamos admitirlo, aunque lo moral es que defiendan la causa, no la nomenclatura, pero que haya priístas que critican a Alito y ellos a toro pasado se lancen contra Cuitláhuac, para granjearse a una gobernadora que llegó ahí porque no le han dado curso a las denuncias que tiene de daño patrimonial y gracias a qué asaltaron y tomaron al INE y al TRIFE, muestra que el problema del tricolor está en estos aldeanos, que han caído tanto en la frivolidad que se montan en el equipo ganó el tricampeonato del fútbol mexicano. Hágame favor!
La descomposición es dramática en los políticos. Morena recluta a todo el equipo de Javier Duarte y cínicamente sigue llamando al PRI corrupto, cuando ya todos los corruptos están en Morena.
Rocío Nahle, recluta a lo peor de la carroña mediática, ignorando que los elogios que pueda tener de estos plumíferos, no tienen credibilidad, porque la sociedad bien sabe que la función de los medios no es producir halagos al poder sino contribuir a limitar abusos y arbitrariedades.
La política no es de puros o inmaculados, es de causas y quién mejor sirve a la causa común, mejor servirá a la sociedad y hoy la mejor causa común es quitarle el velo de mentira y trampas a los cuatreros que están destruyendo la República y saqueando a la nación.
Los que escribimos debemos saber distinguir entre lo personal y lo político, para no terminar, como ese cuidabraguetas que ahora se desvive vendiendo lisonjas a la despacha falacias y mentiras des Palacio de Gobierno.