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Felipe de Jesús Fernández Basilio
Desde A Janela
Teuchitlán ha sido la muestra más clara de que México no está nada bien, ya que el horror de lo ahí encontrado es solo una muestra de todo lo que debe de haber a lo largo y ancho del territorio nacional.
Este hallazgo realizado por la sociedad civil no debe de dejarse en el olvido, ni tampoco deben de olvidarse los testimonios que van dándose por parte de quienes sobrevivieron a los horrores ahí vividos.
El crimen organizado es un cáncer y como tal, aunque no lo queramos reconocer, se ha expandido por todo México y hoy por hoy México es sinónimo de horror.
Horror por la manera en que los criminales engañana los jóvenes para reclutarlos y luego matarlos con una crueldad inaudita, horror por la gran impunidad que les ha permitido refinar cada vez más esa crueldad y horror por la manera en que el gobierno se lava las manos y trata de normalizar las atrocidades cometidas por el crimen organizado en contra de la población que debe de proteger.
Sí, lo que acaban de descubrir los colectivos de buscadores debiera de provocar un verdadero luto nacional y como consecuencia de este, crear una conciencia nacional de que es imperativo hacer que estas atrocidades se detengan y no se vuelvan a repetir bajo ninguna circunstancia.
Pero si el gobierno politiza y minimiza los hechos, lógicamente las fiscalías y las fuerzas del orden serán negligentes en su trabajo debido a que no se les va a exigir ningún resultado y la consecuencia de ambas cosas es que el cáncer del crimen organizado seguirá propagándose por la sencilla razón de que a nadie con el poder de hacerlo le interesa detenerlo.
Es muy doloroso ver como desde el gobierno llaman carroñeros a quienes buscan con el alma destrozada a sus seres queridos mientras que desde el mismo gobierno se han referido como no solo con complacencia sino hasta con respeto cuando hablan de los principales criminales.
También genera una mezcla de dolor y de rabia el saber que las autoridades se echan la culpa, como si de un partido de tenis se tratara, al atribuirse la responsabilidad por las negligencias cometidas en las investigaciones.
De lo anterior es una muestra fehaciente la exposición del fiscal general de la república Alejandro Gertz Manero cuando enumera una serie de errores y omisiones cometidos por la fiscalía estatal y exonera de toda culpa a la dependencia a su cargo, cuando sabemos que todos esos delitos cometidos son de orden federal y que por el simple hecho de tener conocimiento sobre su comisión, la Fiscalía General de la República debió de atraer todas las investigaciones que hubiesen iniciado a nivel estatal.
Por cierto, ¿Se dieron cuenta que en su perorata auto exculpatoria Gertz se refirió solamente a omisiones cometidas por la fiscalía local y no mencionó nunca al poder judicial a pesar de que López y su achichincle actualmente en la presidencia siempre culpan a los jueces de todo?
¡Claro, el subconsciente lo traicionó!, ya que ciertamente las investigaciones están a cargo de las fiscalías y de las policías y echar la culpa a los jueces es mera politiquería, esa sí, propia de carroñeros.
Y eso confirma aún más que la mentada reforma judicial es una farsa que no va a resolver nada de lo que verdaderamente nos duele a los mexicanos, ya que así elijan o sorteen a los juzgadores, la impunidad de los criminales seguirá intacta debido a la inexistencia de una policía científica y a la negligencia de los fiscales federales y locales.
Y sí, es muy cierto que el cáncer del crimen organizado inició en el siglo pasado y todos los gobiernos locales y federales (de todos los partidos) han sido muy irresponsables en su tratamiento, pero aún es más cierto que con cada nuevo gobierno que llega en lugar de ver una luz al final del túnel, nos sumergimos cada vez más en el horror.
Twitter: @FelipeFBasilio