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    Mara I. Cruz P.

    Ayer día 25, un día para recordar a todas las mujeres que han sido violentadas y hacerles visibles a través de nuestra voz, se dio el proceso de desafuero contra Cuauhtémoc Blanco, exfutbolista y político mexicano, lo que generara un gran debate en el Congreso de la Unión. A pesar de las acusaciones y evidencias en su contra, las diputadas decidieron no proceder con el desafuero. 

    Cuauhtémoc Blanco, ha sido objeto de varias acusaciones y críticas durante su carrera política. El proceso de desafuero se inició debido a estas acusaciones, lo que podría haber llevado a su destitución como diputado federal.

    Las diputadas del Congreso de la Unión jugaron un papel crucial en la decisión de no proceder con el desafuero de Cuauhtémoc Blanco. La bancada del Partido del Trabajo y otros partidos otrora aliados de Morena decidieron votar en contra del desafuero, argumentando que no había suficientes pruebas para justificar la medida.

    Pero qué implica la decisión de las diputadas de no proceder con el desafuero de Cuauhtémoc Blanco, algunos argumentan que es un ejemplo de la falta de transparencia y rendición de cuentas en la política mexicana, otros ven la decisión como un triunfo para la democracia y la separación de poderes en México.

    El caso de Cuauhtémoc Blanco es un ejemplo de la complejidad y los desafíos de las decisiones en la nueva política mexicana. A medida que México continúa navegando por los desafíos políticos y sociales, es fundamental que los líderes políticos y la ciudadanía en general trabajen juntos para construir una sociedad más justa y transparente.

    Lo ocurrido ayer es un golpe a la dignidad de las mujeres; un retroceso en la lucha por la igualdad de género; una falta de respeto a las víctimas de violencia de género; un obstáculo para el avance de los derechos de las mujeres; una negación de la justicia para las mujeres que han sufrido violencia; un atentado contra la seguridad y el bienestar de todas; una afrenta a la lucha feminista y a los derechos humanos; un ejemplo de la impunidad y la falta de justicia para las víctimas de violencia de género; un retroceso en la construcción de una sociedad más igualitaria y justa; un recordatorio de la persistencia de la discriminación y la violencia contra las mujeres; un desafío a la dignidad y la autonomía de todas; una muestra evidente de la falta de compromiso con la erradicación de la violencia de género.

    El actuar de las diputadas en el caso del desafuero de Cuauhtémoc Blanco puede ser visto como una falta de sororidad y apoyo a las mujeres que han sido y siguen siendo víctimas de violencia de género. La sororidad se refiere a la solidaridad y el apoyo entre mujeres, especialmente en la lucha por la igualdad de género y la erradicación de la violencia contra las mujeres, lo cual ayer 25 de marzo, dejó en evidencia que no existe cuando están de por medio los compromisos políticos y cupulares con los violentadores. El actuar de las diputadas puede ser visto como una traición a los principios de la lucha feminista que muchas de ellas han enarbolado como promesa en su ruta legislativa y como una falta de compromiso con la erradicación de la violencia de género y la promoción de la igualdad.

    Lo importante, no es llenar de mujeres los cargos legislativos, sino que las mujeres sean las que “llenen” esos espacios que emanan de los votos de muchas, de las luchas de muchas, de los gritos de las víctimas; las curules estaban vacías porque votar en contra de los derechos de las mujeres por los que hemos luchado tanto, las vuelve parte del circo en el que se convierten en espectadoras que solo aplauden cuando les indican que deben hacerlo. Me avergüenza ver a mujeres que creí probas impedir que otras, sus iguales, trataran de impedir esta bajeza.

    Un reconocimiento a las diputadas que no se prestaron al circo del proceso de desafuero. Ayer, en el Congreso de la Unión, el grito sororo de “No estás sola” dejo de tener sentido para las diputadas que ayer se prostituyeron al grito de “No estás solo”.