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    La historia vuelve a repetirse para Everardo Soto Matla, conocido operador político yunista y aspirante multiusos, quien nuevamente fue rechazado en las urnas por el electorado de su tierra natal. Esta vez, pese a su millonaria inversión y múltiples maniobras partidistas, perdió por segunda ocasión frente al priista José Luis Vargas González.

    El capítulo más reciente de este drama político tuvo lugar en el actual proceso electoral, donde Soto Matla presumía haber invertido cuatro millones de pesos en su campaña. Sin embargo, esa cifra no bastó para convencer a un electorado que ya lo conoce demasiado bien: perdió por 600 votos, casi el mismo margen que su hermana Isabel Soto Matla, derrotada también por Vargas en 2017.

    En aquel año, el propio Everardo impuso como candidata de Morena a Marcela Mendoza Velis, pero a media campaña la envió a vacacionar a Puerto Vallarta, allanando el camino para su verdadera apuesta: su hermana Isabel. El resultado fue igual de desastroso: Morena obtuvo apenas 106 votos.

    Tras ese revés, Isabel Soto se refugió en Quimixtlán, Puebla, como funcionaria del ayuntamiento panista encabezado por Armando Pimentel Gómez, compadre de Everardo, señalado por sus nexos con el crimen organizado. En 2022, la policía municipal fue intervenida por la Guardia Nacional y la FGE por usurpación de funciones, mientras Pimentel se encontraba prófugo.

    Lejos de alejarse de la política, Everardo recaló en el Partido del Trabajo, donde fue recibido como figura estelar por los diputados Vicente Aguilar Aguilar y Ramón Díaz Ávila. Pero tras la ruptura de la coalición, no dudó en traicionarlos y apareció en las oficinas de Javier Herrera Borunda, negociando su postulación con el PVEM y Morena.

    Aunque el diputado federal Adrián González Naveda lo vetó desde el inicio, otros actores como Ignacio “Nacho Gacho” Luna —presidente electo de Coatepec— le tendieron la mano, posiblemente bajo influencia de su antiguo jefe, Enrique Fernández Peredo, conocido como “La Grandota”, cuya administración está manchada por el secuestro del esposo de una regidora de Movimiento Ciudadano.

    Hoy, la pregunta que se hacen muchos en Ixhuacán es clara: ¿volverán las mañas? Porque si algo ha dejado claro el pueblo es que, con charritos como Soto Matla, no se juega dos veces.