Iván Calderón
Perfilando
Manuel Huerta se ha convertido en el personaje que más daño le ha hecho a MORENA en Veracruz. Sin duda.
Actúa como un divisionista profesional, con memoria selectiva y un discurso inflamado de ego.
Hoy, Huerta pretende desmarcarse de los fracasos del partido en regiones donde él mismo operó para provocarlos. No le gusta que lo llamen traidor… pero, ¡claro que lo es!
Sus coqueteos con el yunismo no son invento, sus fotos con ellos no son montaje. Y sus ataques a la dirigencia estatal y a la primera morenista del Estado no son autocrítica: son una estrategia deliberada para fragmentar al movimiento.
El ahora senador habla de principios, pero los torció hace tiempo. Habla de autonomía, pero fue parte del aparato federal del que se benefició ampliamente. Hoy, lanza dardos y pretende erigirse como el morenista más puro, cuando en realidad es el más contradictorio.
Le explico.
A Huerta no lo persigue ninguna campaña orquestada por sus adversarios. Lo persigue su propio historial (y sus delitos). Y por más que se disfrace de guía moral, todos sabemos que lo suyo no es la crítica, es la ambición de poder. Acostumbrado a las canonjías, ahora que las ha perdido, busca desesperadamente volver. Pero su circo ya se acabó.
Huerta se ha convertido, indudablemente, en el peor enemigo de un movimiento que dice haber fundado. Sus traiciones y sus ataques, directos o disfrazados, contra la gobernadora Rocío Nahle lo colocan, ante el auténtico morenismo, como lo que es: un saboteador.
Operó en algunos municipios para Movimiento Ciudadano, y en otros, para los Yunes azules. Todo con un solo objetivo: entorpecer el avance de la Cuarta Transformación en Veracruz.
Sus declaraciones contra sus propios compañeros, su abierta deslealtad en la campaña y sus vínculos con estructuras opositoras no son teoría: están documentados por la militancia. Y ahora, intenta victimizarse, cuando en realidad lo único que busca es seguir vigente, a costa del colgándose del proyecto de nación.
Caray.
Si MORENA quiere preservar su legitimidad, no puede seguir tolerando infiltrados con intereses personales. Y la militancia lo exige: Manuel Huerta debe ser expulsado del partido.
No por venganzas, ni por razones individuales, sino por congruencia. Porque traicionar desde dentro es más grave que atacar desde fuera.
Fuera máscaras y ya basta de hipocresías.
Es cuanto.
@IvanKalderon
