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    Fidel Pérez

    De Poder a Poder

    Podrá Rocío Nahle amortiguar los golpes mediáticos, con ayuda de sus mercachifles del periodismo, pero jamás saldrá de su conciencia la imagen de Irma Hernández Cruz, sometida por más de 10 hombres fuertemente armados y suplicando a taxistas no meterse con la Mafia Veracruzana, para luego hallarla muerta.

    Eso nunca. «Le guste o no».

    Sería «de miserable» que la escena pasara desapercibida.

    ¿Quién asesora a la originaria de Río Grande, Zacatecas, que no puede gobernar?

    Van ocho meses sumida en los escándalos, en las pifias, en los destinos.

    ¿Quién la mal asesora?

    Su jefa de prensa no puede ser.

    La que inició con ella, Adriana Muñoz, le dieron una salida sutil porque sus desencuentros con los periodistas eran cada día más intensos y a los 4 meses de gobierno le dieron aire.

    La incrustaron donde tampoco hace química: una Regiduría en Veracruz.

    Su sucesora, Benita González Morales, que pese a su larga trayectoria de 27 años en el medio, sus boletines no tienen pie ni cabeza.

    Escuetos, mal redactados, grotescos.

    Pero ahí está, impulsada por su siempre jefe José Luis Peña Peña, el «magnífico colaborador» en Sedarpa que tampoco puede con el gusano barrenador del ganado, que ya sumó a su lugar de residencia, Coatzacoalcos, como foco rojo.

    Un Peña convertido en el poder tras el trono, a quien le rinden pleitesía, atosigan y hostigan, los aplaudidores cuatroteístas, a donde se presente.

    No así al titular de Sedarpa, Rodrigo Calderón, convertido en el títere de Peña, y que lleva 8 meses en la profundidad de la sumisión peñista.

    Un fiasco.

    Mire usted, todo lo que mal empieza, mal acaba.

    Y Rocío Nahle así inició.

    Mal.

    Dice Arturo Castagné, su peor enemigo: «desde su nombramiento como candidata fue ilegal, violó la Constitución Política de Veracruz y la mayoría del Congreso del Estado elaboró y aprobó una ley a modo para que la señora pudiera ser candidata».

    El veracruzano sanrafaelense, punza: «si hubiese respetado la ley ella no podría gobernar un Estado en el cual no nació, no vivió durante 30 años y el cual no conoce, ellos siempre se victimizan y jamás aceptan su ineptitud, corrupción, nepotismo, tráfico de influencias y enriquecimiento inexplicable, acusan guerra sucia cuando los que se han comportado suciamente violando la ley son ellos».

    Los accidentados 8 meses que lleva Nahle en el cargo, se han destacado por la falta de obras, por la galopante inseguridad que arrastra ejecuciones «por infarto», desapariciones, levantones, motines, que intentan fallidamente tapar dictando columnas a sus tundeteclas que, exageradamente predecibles, copian y pegan en una desnutrida defensa a favor de la de Río Grande.

    Ayer uno que otro columnista intentó culpar del amotinamiento en el Cereso de Tuxpan a Jorge Máynez.

    Ilusos, en el pecado llevaron la penitencia: dieron mayor importancia al emecista y mimimizaron, más, el poder de Nahle.

    Ese ha sido el gobierno de Nahle: pifia tras pifia, error tras error, escándalo tras escándalo.

    Y buscan desaparecerlos a columnazos. Mal, muy mal.

    A ver ahora qué van a hacer para tratar de zafarse del golpazo que le sorrajó la encuestadora Demoscopía Digital que la ubica en el último lugar del ranking de aprobación de gobernadores, con un fulminante retroceso en su popularidad.

    Según Demoscopía, que fue premiada como la «mejor casa encuestadora» en América Latina 2020-2023, Nahle está sumida en el lugar 32 de los gobernadores del país, con 39.7 de aprobación, muy por debajo del primer lugar, también de Morena, Alfonso Durazo de Sonora con 69.2.

    ¿Sacarán su encuesta ubicándola, incluso, por encima del primer lugar?

    O ¿volverán a pagar a los mercachifles para denostar a la casa encuestadora?

    A ver.