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    Maribel Ramírez Topete

    Nos han dicho una y otra vez que este gobierno es diferente, que la austeridad es su sello, que no hay despilfarros ni lujos. Pero en los últimos días vimos otra cara: dirigentes de Morena viajando a destinos exclusivos, usando relojes carísimos y hospedándose en lugares que para la mayoría son solo un sueño.

    El problema no es que viajen o se den un gusto. El problema es que nos dicen “no hay dinero” mientras ellos viven como si sobrara. La gente ya no cree en discursos bonitos cuando las imágenes y los reportajes muestran otra realidad.

    La austeridad no es solo una palabra para la campaña. Es una forma de vivir y gobernar. Si de verdad quieren que la gente confíe, tienen que empezar por ser congruentes: transparentar sus gastos, rendir cuentas y dejar de mandar el mensaje de que “unos caminan y otros viajan en primera clase”.

    Porque la congruencia es como la confianza: cuando se pierde, cuesta mucho recuperarla. Y hoy, el verdadero lujo sería que el ejemplo empezara desde arriba.