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    Miriam Contreras
    Entre palabras y ladridos

    Tras los recientes acontecimientos en el Puente Xalitic me nace escribir unas palabras para mis compañeros rescatistas y para todos aquellos que sientan que ya no pueden más.
    Menciono primero a los rescatistas de animales porque día a día nos enfrentamos con el dolor de nuestros hermanos peludos y esta especie de humano es exclusivamente sensible al dolor ajeno, pasamos por jornadas de trabajo no remunerado y siempre andamos estresados por pagar cuentas veterinarias muy altas y obvio siempre sin dinero, a veces ni para gasolina, pero siempre dispuestos a ayudar y siempre con una caricia para el que lo necesite.
    ¿He llegado a pensar en el suicidio? Por supuesto, me he sentido cansada y desmotivada, he sentido que lo que hago no tiene sentido y que no encajo en este mundo, me he sentido tan angustiada y desesperada que he planeado mil y una maneras de terminar con mi vida, pero cierto es que mis amados perros y gatos me han detenido cada vez y por ellos he continuado, para quienes me conocen saben que soy una mujer de 51 años que hago ejercicio, que tengo un hijo maravilloso, guapo y de un corazón hermoso y que amo a mi pareja por sobre todas las cosas y lo más importante que si me gusta vivir, que agradezco a Dios y a la vida por tantas y tantas cosas buenas y aún así con todo lo bueno y fantástico que muchos puedan pensar hay días que simplemente no dejo de pensar en mi muerte.
    Yo les pido que dejemos de satanizar el suicidio, es una decisión tomada desde el dolor y la desesperanza, si somos realistas y honestos reconoceremos que al menos una vez en la vida hemos pensado “me quiero morir”
    Pero lo importante es aprender a reconocer nuestras emociones y hablarlas, no te imaginas a cuántas personas les importas y te quieren, seguir adelante es una decisión, no se trata de ser valientes o cobardes, a veces solo se trata de que alguien te acompañe y se quede.
    Septiembre es el mes de la prevención del suicidio, pero todos los días podemos decirles a nuestros amigos, familiares y cercanos cuánto los queremos, hay mucha gente que de verdad está sufriendo en silencio, tal vez no seamos adivinos, pero si podemos todos los días dar unas palabras de aliento y ser un refugio para quienes lo necesiten.
    Si necesitas platicar o sólo estar en silencio pero acompañado, llámame y te prometo permanecer.
    El cambio está en ti, en mi, en todos.