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    Vicente Luna Hernández

    Dicen que “después de la tempestad llega la calma”, que “no hay mal que por bien no venga”, “que no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”, “que es mejor prevenir que lamentar”, “al mal paso darle prisa”.
    Lo cierto es que esas sabias palabras resuenan en toda la zona norte del Estado de Veracruz, y sus habitantes saben que —durante la limpieza y reconstrucción— las trágicas noticias aún no terminan.

    Seguramente, durante la visita de la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo a los municipios afectados quedaron preguntas sin respuestas por parte de los damnificados, preguntas que todo mundo se hace y nadie responde:
    ¿Realmente se tomaron las medidas necesarias para prevenir a los habitantes de los municipios en riesgo ante el potencial de lluvias que se pronosticaban?
    ¿Es cierto que CONAGUA avisó a tiempo y las autoridades responsables no reaccionaron de la mejor manera?
    ¿Quién le avisó a la Gobernadora Rocío Nahle García que solo “había subido su nivel ligeramente el río Cazones”?
    ¿Afecta de manera importante que no se haya renovado el Seguro ante Desastres?
    ¿En algo servirá a los damnificados la recién creada Aseguradora Veracruzana de Servicios Integrales (AVSI)?
    ¿Es la oportunidad que se le presenta a la gobernadora para “limpiar” la casa de funcionarios ineptos que le han fallado a ella y a los veracruzanos?

    La presidenta y la gobernadora lo han manifestado de manera contundente: “entre los problemas que se presenten para la reconstrucción y apoyos directos a los damnificados no se encuentra el dinero… dinero hay”.
    Ante tal aseveración, y viniendo de las dos principales responsables e interesadas en dar respuestas positivas a los damnificados, fue como escuchar música celestial ante tantas vicisitudes que están viviendo en la zona norte de Veracruz.

    Es una realidad que, ante tragedias ocasionadas por fenómenos naturales, hay dos elementos indispensables para su pronta recuperación: coordinación y dinero.
    Si nos atenemos a lo dicho por ambas mandatarias, entonces Veracruz solo tiene un reto que superar, y que depende única y exclusivamente del Gobierno del Estado: coordinar los esfuerzos y la participación de los diferentes grupos de la sociedad civil que han acudido al auxilio de los habitantes de la zona norte.
    Después de escuchar la declaración de la Gobernadora Rocío Nahle García, una luz se asoma en el horizonte del norte del estado: “si algo sé hacer es construir”… la esperanza se asoma por la ventana.

    Lo cierto es que, en su momento, se debe hacer el recuento de los daños, y no me refiero solo al daño material, sino al daño institucional del gobierno estatal.
    Esto significa que hay que revisar, actualizar y llevar a cabo los cambios necesarios para un mejor funcionamiento de los servicios de Protección Civil.
    Está claro que en la protección civil entran en coordinación dependencias del gobierno estatal y del Gobierno Federal.
    Lluvias “atípicas” seguirán ocurriendo en Veracruz o en estados vecinos y afectarán de manera directa a algunos municipios veracruzanos; esa historia es “vieja” y de sobra conocida.
    ¿En serio en la Secretaría de Protección Civil de Veracruz y del Gobierno Federal no se la saben?

    La alerta a través de los teléfonos celulares debe ser una realidad, no solo para los simulacros de temblores.
    Es hora de que, ante el auge de la tecnología, algo se haga al respecto. Total, el problema no es el dinero; el problema será si realmente existe la voluntad política de modernizar a las instituciones responsables de la protección civil y aprovechar las experiencias —lamentablemente trágicas— que México vive de manera continua por las “visitas” de fenómenos naturales que han sacado lo peor y lo mejor de las y los mexicanos.

    Es cierto, la Gobernadora Rocío Nahle García está decidida a poner de moda a Veracruz, proyectando al país y más allá todo lo bueno que el estado ofrece.
    Seguramente la violencia llevada a cabo por grupos del crimen organizado y los fenómenos naturales no estaban en la agenda; sin embargo, Veracruz tiene años con la presencia y los efectos negativos de ambos fenómenos.
    Veracruz aspira a que el segundo gobierno emanado del partido Morena, en su análisis de recuento de daños, reconozca que en Veracruz la transformación en materia de protección civil va por su primer piso.

    Una última pregunta: ¿realmente se dirá la verdad —por dolorosa que sea— del número de víctimas y se harán los ajustes institucionales necesarios?

    P.D. Con el ánimo de que el gobierno en su conjunto esté a la altura de las exigencias que amerita la tragedia en la zona norte, pero sin olvidar la zona sur y centro… escribiré otro día.