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Vicente Luna Hernández
¿Quién tiene el monopolio de la inconformidad social? ¿El gobierno? ¿Los partidos políticos? ¿Algún líder social? ¿Algún empresario acaudalado? ¿La Iglesia o alguna organización religiosa? ¿La inconformidad social es patrimonio de algún sector social en especial? ¿Acaso la inconformidad social ante el poder deja de ser pueblo? ¿Quién requiere más valor para salir a las calles? ¿Quién aplaude al poder o quien confronta al poder?

Más allá del número de jóvenes que salgan a las calles en varios puntos del país y de manera especial en la Ciudad de México, más allá de las consignas que lleven impresas, más allá de no haber algún liderazgo visible, más allá de la salir en la Ciudad de México 20 mil o 600 mil jóvenes, hay algo que el gobierno en su soberbia no debe hacer: cerrar los ojos para no verlos y taparse los oídos para no escucharlos, en un gobierno que predica “El Humanismo Mexicano” la soberbia institucional no tiene cabida.
El próximo Domingo 14 de Diciembre la famosa Generación Z se manifestará de nuevo, más allá de estar de acuerdo o no con sus consignas y su método de lucha, ¿acaso no tienen derecho a manifestar su inconformidad social? ¿Acaso la fortaleza social del PRD – principal generador de militantes de morena – no fue la protesta social? ¿Acaso la fortaleza política del fundador del partido político Morena no fue la protesta social? ¿Acaso la inconformidad y la protesta social tienen “dueño” en México? ¿Acaso hoy el poder no presume la “revolución de las conciencias?
No se trata de medir el éxito de una protesta social por el número de manifestantes que sale a las calles, el temor a ciertas represalias – de cualquier tipo – por parte del poder está latente e inhibe la participación social, sin embargo, la verdad en sus reclamos y consignas es su mayor fortaleza social, si bien es cierto 600 mil – de acuerdo a cifras oficiales- que se congregación en el Zócalo en apoyo al gobierno son más que 20 mil – de acuerdo a cifras oficiales- que los que salieron a las calles el pasado 15N, jamás será motivo -en una democracia – para minimizar, insultar, burlarse e ignorar a quienes en su legitimo derecho constitucional a manifestarse, han decidido salir a las calles y demostrar que en el pueblo bueno y sabio hay una parte que considera “No tener nada que celebrar” de la llegada de la llamada 4 Transformación a México.
En un país con cerca de 130 millones de mexicanos y con tantas demandas que atender por parte del gobierno federal, si bien es cierto los que salgan a las calles el próximo 14 NO son todo México tampoco los que se concentraron a aplaudir en el Zócalo, México es mucho más que eso, lo que no se puede negar ni ocultar es que los reclamos de ayer son los reclamos de hoy:
“La Generación Z en México volverá a salir a las calles para alzar la voz por un país más justo, seguro y libre de impunidad”.
Se habla de la Generación Z, como ayer de la Generación X, los Millennials o la Generación Y, – más allá de las letras -, ¿qué movimiento social se conformaría si se suman las letras? Es la hora que el gobierno de la república y el partido morena tengan palabras más amables cuando hablen de la Generación Z.
El gobierno federal y de los Estados deben reconocer que “no es algo personal” la inconformidad social que se manifieste en las calles, es un reclamo al poder – más allá de quien lo ejerza -, es un grito desesperado para exigir un país: “Más justo, seguro y libre de impunidad” ¿quién en su sano juicio está en contra de estas demandas? ¿Acaso los que hoy ejercen el poder no exigían ayer desde las calles lo mismo?
Mal haría el gobierno apostarle todo a los programas sociales sin “castigar” la corrupción oficial y proteger a quienes “han robado, han mentido y han traicionado al pueblo” solo por portar un chaleco color guinda, la soberbia es mala consejera y el pueblo enojado ni es tan bueno y si es muy sabio.
México presume de ser un país democrático donde las libertades están garantizadas, el poder debe dar todas las facilidades para la libre manifestación de las ideas así como el derecho de reunión que son derechos constitucionales, ningún poder político está por encima del derecho a la libertad y el derecho a una vida libre de violencia, las complicidades entre el poder político y el crimen organizado – lamentablemente – no son cosas del pasado neoliberal y conservador por muchas gráficas y datos que se presuman cada mañana.
Bienvenida la alegría, la rebeldía bien encauzada, la vitalidad, la capacidad de organización y el compromiso de involucrarse con los temas de interés público del país de la Generación Z, el protagonismo y gritos de indignación social de los jóvenes a nadie debe “asustar” y si ver y escuchar.
P.D.- Con el ánimo que la “Marcha del Silencio” del próximo 14 sea tan potente que nos recuerde nuestro Himno Nacional que dice: “… “Y retiemble en su centro la tierra al sonoro rugir del cañón”…Escribiré otro día.
