Ricardo Vázquez S.
Esfera Política
Catorce mil millones de pesos. Fácil expresarlo, más sencillo fue etiquetarlo, porque aún con las enormes necesidades por la pandemia que continúa haciendo estragos en el país, así se destinó todo un océano de dinero para los partidos políticos en el presente año. No cuesta trabajo imaginar todo lo que se podría haber realizado, construido con ese mundo de recursos. Pues bien, toda esa inmensidad de billetes, es lo que están aprovechando los partidos políticos partícipes de la contienda electoral 2021. En la cruenta batalla por alcanzar posiciones con el afán de: “Comprometerse con la sociedad a trabajar por el bienestar de todos”; argumento obsoleto, fuera de toda realidad.
La democracia en México sigue siendo ultrajada, pisoteada, utilizada como un excelente negocio, el más lucrativo, sin tener necesidad de invertir, si acaso un mínimo durante la creación de un partido para lograr su registro; después todo es ganancia plena.
Este año los institutos políticos reciben más dinero como nunca antes -por la homologación- federales y estatales, por prerrogativas ordinarias y gastos de campaña. Hasta el recién creado partido de Elba Esther Gordillo, Redes Sociales Progresistas fue incluido en la repartición, resultará beneficiada la maestra que hoy se suma al: “No mentir, no robar, no traicionar”.
Morena es el partido que mayores recursos recibe este año: 4 mil 283 millones de pesos, financiamientos federal y local.
Diez partidos políticos nacionales se reparten el botín en una encarnizada batalla que ya ha dejado como saldo desde septiembre pasado en que inicio del proceso electoral, cuando menos 61 actores políticos asesinados, señala la organización Causa en Común. 139 políticos y funcionarios sin militancia han sido asesinados, también desde septiembre, según el Indicador de Violencia Política en México, IVP, de la consultora Etellekt.
En Veracruz cuatro partidos políticos locales de reciente creación se desgarran las vestiduras en estos momentos, para ganar el mayor número de posiciones, alcaldías, diputaciones locales y federales, con el propósito de “servir a la ciudadanía”: Todos por Veracruz; Podemos -seguir jodiendo, el slogan que le ha colocado la población, o “Jodemos”-; Partido Cardenista y Unidad Ciudadana. A estos se suman ocho partidos políticos nacionales.
Después de Guerrero, Veracruz figura como el segundo estado más violento en este proceso electoral, que rige como máxima: bajo el plomo y la plata.
A mediados de 2020 el Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad de San Diego, publicó el informe «Crimen organizado y violencia en México”. Se trata de un estudio hecho por el grupo Justicia México, fundamentado en bases de datos oficiales de México y análisis de la propia universidad, que reflejan la correlación que existe entre política y el crimen organizado.
«Asesinatos de presidentes municipales actuales, anteriores, electos o suplentes en México son motivo de una seria preocupación. El asesinato de autoridades electas amenaza el proceso democrático y socava el estado de derecho”, menciona el informe.
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