Sergio González Levet
Sin tacto
Platico con Ricardo Ahued Bardahuil y me dice cosas muy interesantes sobre sus planes mediatos e inmediatos.
Sí, me dejo vencer por la tentación y reproduzco lo más importante de la charla.
Primero, me dice que él no fue obligado a buscar la candidatura a la alcaldía de Xalapa.
«Es una decisión que yo tomé, después de que recibí varias invitaciones. A partir de ellas, me puse a analizar las circunstancias y libremente decidí participar».
«¿Que por qué decidí entrarle? Pues porque considero que todos los que vivimos en esta gran ciudad tenemos el compromiso de trabajar para mejorar sus condiciones.
«Necesitamos tener servicios municipales de calidad, darle mantenimiento a parques y jardines, a camellones y puentes, a las calles, las banquetas y las guarniciones.
«Hay mucho que hacer porque la pandemia nos pegó muy duro. Las condiciones económicas de la ciudad son malas, hay mucho desempleo.
«Y a eso hay que agregarle que se necesitan obras que son caras, para mejorar la movilidad».
Cuando se platica con Ricardo Ahued queda la sensación de que todos los problemas pueden ser resueltos. Tiene la capacidad de encontrar soluciones sencillas y viables para los problemas más complicados. Cabe en él la cualidad de hacer parecer fácil lo que es difícil o complicado.
Habla poco de él y mucho de las necesidades de la gente. Cuando mucho, habla de sus amigos, innumerables, o de sus fieles seguidores que son más todavía. No dice, por ejemplo, aunque se sabe, que ha sacrificado tiempo de calidad con su familia; que ha descuidado un tanto sus negocios; que ha arriesgado el descanso y la integridad; que ha tenido que atender su salud en algunas ocasiones a lo largo de su carrera como servidor público, pero nunca ha faltado por eso a su deber. Su esposa y sus hijos están con él, lo comprenden, lo apoyan, y eso es algo que se puede decir de muy pocos políticos, en verdad…
Ricardo Ahued Bardahuil nunca, óigalo bien, nunca habla mal de nadie. Ni de Hipólito Rodríguez, el alcalde actual de Xalapa, al que seguramente va a suceder («Aunque no comulgo con sus métodos, veo que es un profesional serio y honesto»).
Y otra, no es de los políticos que culpa a los anteriores: «Yo para atrás, ¡ni de bajada!».
Cuando le pregunto cómo avizora lo que viene en su futuro político me dice, a modo de despedida:
«Mira,» -me contesta después de pensarlo un poco- «no me preocupa mucho lo que viene. Si gano, gano, y si pierdo, pues también gano, porque mi interés no es ser poderoso ni hacer grandes negocios aprovechando el puesto.
«Mi único interés es ayudar a mi ciudad, y es lo que he hecho siempre».
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