Sergio González Levet
Sin tacto
Iremos a votar dentro de diez turbulentos días. Una decena de noches insomnes que pasarán como del rayo para los miles de candidatos que pululan en Veracruz y en todo México.
Lo que les queda a los aspirantes de aquí al día 2 de junio es cerrar a tambor batiente sus campañas, apresurar el paso en las caminatas por las colonias y los barrios populares, subir y subir notas en las benditas/malditas redes sociales, reunirse con grupos de empresarios, de profesionistas…
Hablar con periodistas.
Preparar el debate para aplastar a sus adversarios y enemigos con el peso de la sapiencia, de la inteligencia, del aplomo y de la acusación contra el corrupto.
Juntar los últimos centavitos para el Día D.
Es el momento también para los equipos de campaña de aceitar la estructura electoral, de terminar de capacitar a quienes cuidarán la elección en las casillas.
(Muy aquí entre nos, no faltarán tampoco los que estén preparando el fraude, ideando mapacherías y compra de votantes, diseñando ratones locos, carruseles, previendo embarazos y robos de urnas).
En esta etapa final, los candidatos y sus colaboradores están exhaustos, exprimidos, agotados. Es el momento de acudir al médico para un fugaz chequeo, de redoblar la toma de vitaminas y complejos para que el cuerpo aguante.
(En los tres días de silencio antes de la elección, habrá oportunidad de echar una canita al aire, un desfogue para tantas emociones contenidas y expresadas. El tiempo para agobiarse por los humos del alcohol, de sacar el diablo en una noche de copas, una noche loca.
Son los días postreros de una campaña que para algunos será inolvidable, un gozne en sus historias personales.
Son los últimos metros de la interminable carrera hacia la meta, el último resto del oxígeno y la adrenalina para que el cuerpo responda y las piernas se apresuren.
Y ya después habrá tiempo para lo demás, para volver a vivir.
O como dice T. S. Eliot:
Y en verdad habrá tiempo
Protandro su dorso en las ventanas;
Habrá tiempo, habrá tiempo
Para preparar un rostro para los rostros que halles;
Habrá tiempo para matar y crear,
Y tiempo para todas las labores y jornadas de manos
Que levantan y sueltan la cuestión sobre tu plato;
Habrá tiempo, habrá tiempo.
Tiempo para ti y tiempo para mí.
Y tiempo aún para ciento indecisiones
y para cien visiones y revisiones
antes de que tomemos una tostada y un té.
sglevet@gmail.com