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    Sergio González Levet

    Sin tacto UV

    Julio y agosto de 2013 fueron meses de un intenso movimiento político en la UV, que desembocó en la sorpresiva designación de la primera mujer Rectora de la institución, que significó una agradable sorpresa para la comunidad universitaria; sorpresa que terminó en decepción, pero esa es otra historia.
    En el proceso de designación de hace ocho años se enfrentaron los dos rectores de la UV nombrados en el periodo de la autonomía universitaria. Por un lado, Raúl Arias, Rector en funciones mostraba simpatía por su Secretario Académico, Porfirio Carrillo, para ocupar la Rectoría. Por el otro, Víctor Arredondo, quien había impulsado a Raúl Arias cuando llegó a Rector, nueve años después quería regresar a ocupar la silla por tercera ocasión.
    El 16 de agosto de 2013 apareció el comunicado que dejó fuera a la mitad de los aspirantes a Rector y entre los reprobados iba Víctor Arredondo. Una semana después, la sede para el último informe de labores de Raúl fue tomada por enmascarados que protestaban contra un miembro de la Junta de Gobierno, el ex rector de la UNAM José Sarukhán. Se rumoró que esa protesta fue orquestada por el gobierno estatal en venganza por la expulsión de Víctor, a quien por gusto o por la fuerza apoyaba Javier Duarte.
    Esa toma de la sede del informe significó que decenas de asistentes que llegaron temprano a la ceremonia fueran secuestrados durante cinco o seis horas. Entre las retenidas estuvieron Leticia Rodríguez, entonces Secretaria de la Rectoría, y la directora del Museo de Antropología, que una semana más tarde se convirtió en Rectora.
    (Raymundo Jiménez hizo una excelente narración de ese suceso, que se puede leer en http://referente.com.mx/ex-rectores-porros/ ).
    Cuatro años después, en 2017, Arias y Arredondo se unieron para impulsar a Jorge Manzo en contra de Sarita Ladrón de Guevara, quien finalmente logró repetir. Ahora no se sabe qué camino estarán tomando los patriarcas en su otoño e invierno respectivamente. Uno poco y otro mucho, pero los dos podrían tener ganas de competir. Sin embargo, están limitados por la edad, pues rebasan los 65 años que marca la Ley Orgánica, por lo que se suman a la lista de aspiracioncitas de la tercera edad que apareció en esta columna hace unos días.
    Arias posiblemente está apoyando a su viejo amigo Rafael Vela, quien le coordinó la campaña a alcalde de Xalapa, o a su ex colaboradora Beatriz Lira, o a su gallo de hace cuatro años, Jorge Manzo, en torno a quien se aglutina la mayoría del raulismo, pero públicamente no se ha pronunciado.
    Arredondo lleva dos artículos de una serie que no se sabe cuándo terminará, que aparece semanalmente en Al calor político, con reflexiones sobre educación superior, y que tienen ambas un colofón propagandístico sobre la necesidad de que el futuro Rector (no ha dicho, «o rectora») sea un experto en educación superior. Es decir, que pretende tener a sus lectores en vilo para en su momento destapar al bueno, costumbre de su vieja escuela priista.
    En fin, tienen derecho de opinar. Uno mucho y otro poco saben que están en su papel y recuerdan que su retrato está en la antesala de la Rectoría. Ellos ya fueron y deberán sentarse a esperar que las cosas pasen, pues sus tiempos de penas y glorias quedaron atrás.
    Y acá en la UV el proceso de designación sigue su marcha, con otros referentes.

    sglevet@gmail.com