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    Lucifer

    Carpetas de investigación mal integradas, tortuguismo en las indagatorias, desconocimiento jurídico, insensibilidad en el trato a los familiares de las víctimas y burocratismo excesivo, forman parte del rosario de quejas que existen en contra de la Fiscalía Especializada para la Atención de Denuncias de Personas Desaparecidas que presiden en la región de Veracruz Centro los fiscales Francisco Andrés Álvarez Molina, Aurora Solano Arroyo y Misael Suárez Posadas.
    De acuerdo con información de los diversos colectivos de personas desaparecidas, los tres funcionarios de la FGE se la pasan de vacaciones o en cursos de capacitación, mientras cientos de carpetas duermen el sueño de los justos quedando en manos de auxiliares sin preparación y sin el más mínimo conocimiento en materia de investigación criminalística.

    Son muchas las historias que se tejen en torno a lo que ocurre en las oficinas de la citada dependencia -la mayoría refieren relaciones sentimentales entre jefes y subalternas-, pero ninguna refleja un trabajo eficiente, expedito y profesional como presume la fiscal general, Verónica Hernández Giadáns, quien evidentemente tiene al enemigo en casa.

    Por cierto, la abogada de los veracruzanos sabrá que en la dependencia que encabeza continúan laborando gente muy vinculada al ex fiscal prófugo, Jorge Winckler Ortiz.