Enrique Yasser Pompeyo
Mesa de Redacción
Más allá de los números, de las cifras, de los porcentajes en materia de seguridad están los hechos.
Hace poco se dio a conocer que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la percepción de inseguridad en el estado de Veracruz disminuyó un 6.2 por ciento, en comparación con el 2018, año en que inició la actual administración estatal.
En el comunicado también se indica que, en el mismo periodo, la percepción de inseguridad en municipios o demarcación territorial disminuyó un 6 por ciento, mientras que, en las colonias o localidades, un 11.2 por ciento; esto, según datos obtenidos entre personas de más de 18 años.
Pero, la realidad es otra. Los veracruzanos, los ciudadanos de a pie lo saben; viven y sufren la inseguridad de manera diaria.
No hay día en que en algún punto del territorio veracruzano no ocurra algún delito, desde un robo, asalto, hasta un secuestro, asesinato o feminicidio.
La autoridad, la parte oficial podrá presentar las cifras que mejor le convengan, pero la población sabe que no es así.
¿A quién quieren engañar con decir que las cosas mejoran en materia de seguridad? Porque a los ciudadanos no.
En el mismo texto se indica que la ENVIPE estima que un 18.5 por ciento de los hogares veracruzanos tuvo alguna víctima de delito, sin embargo, sólo un diez por ciento de la población acudió a levantar la denuncia correspondiente ante las autoridades.
Desafortunadamente, los ciudadanos tienen la experiencia de que al acudir a tratar de interponer denuncias se topan con burocratismo y al final no les resuelven nada.
Además, ante la corrupción que ha permeado las instancias de gobierno, el temor de la población es que les pase algo, que los delincuentes atenten contra sus familias y nadie les garantiza que las autoridades los protegerán.
Si los números oficiales dicen una cosa, los hechos delincuenciales que se registran de manera cotidiana presentan la realidad que sufren miles de familias veracruzanas todos los días.
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