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    Sergio González Levet

    Sin tacto

    Si me disculpan el pudor y la liviandad, haré un parangón entre el Presidente del PRI estatal, Marlon Ramírez Marín, y un Kótex: están en el mejor lugar, ¡pero en el peor momento!
    Y es que el joven y a la vez experimentado militante llegó a la dirigencia estatal de su partido después de que éste sufrió la peor derrota electoral de su larga historia, con una pérdida brutal de su voto duro y en un ambiente de crispación entre los numerosos grupos y grupúsculos que conforman el entramado institucional de las estructuras electorales y políticas.


    Al igual que los alcaldes que hacen obras de drenaje para enderezar hacia su lugar la… hum… la… el estiércol que todos producimos, como líder estatal, Marlon ha hecho una obra que no se ve, pero que ha servido para poner derechos los caminos torcidos del otrora partido aplanadora.
    Cuando llegó a la presidencia, el jarocho se encontró con dos cosas: un tiradero y un cochinero.
    A partir de ahí, empezó un trabajo de limpieza y de zurcido fino que le permitió mantener con vida y aliento al priismo jarocho, detenerlo en su caída estrepitosa y establecer las condiciones que le dejen la esperanza de revivir de entre las cenizas de su propia consumición, como el ave fénix, en un futuro no tan lejano.
    En verdad que el entusiasmo tricolor de Marlon Ramírez es notable. Gracias a su convicción, a su enjundia priista y a un trabajo agotador, consiguió ir bordando un entramado que sirviera como base para la próxima refundación – no hay de otra- y el resurgimiento del priismo como un concepto político y como una presencia electoral.
    Su método, por lógico, ha resultado de alta eficiencia, porque empezó por abajo. Con toda paciencia, el dirigente estatal fue armando y/o recomponiendo las células fundamentales del partido, los comités directivos municipales, que han rescatado a los priistas de corazón que a lo largo de su larga historia sostuvieron el poder real del partido, los votos que hacían ganar.
    No faltan las hienas que empiezan a ver qué la carroña ha mejorado, y ya quieren zopilotear al presidente, pero aún le queda tiempo en los estatutos y en la fuerza personal para seguir avanzando en la reconstrucción.
    Al final de cuentas, la historia le reconocerá a Marlon Ramírez su sacrificio y su gran esfuerzo.
    Y volverá a haber un PRI…

    sglevet@gmail.com