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    Sergio González Levet
    Sin tacto


    No me da muy bien el entendimiento para comprender por qué quienes detentan el poder en el Gobierno de Veracruz andan muy enojados porque un correligionario suyo ha estado viniendo a la entidad a proponer ayuda y caminos para solucionar problemas y carestías.
    ​En los últimos dos o tres meses se ha sentido la salvífica presencia del diputado Sergio Gutiérrez Luna, del mero Minatitlán, militante de Morena y actual Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados federal.


    ​El eficiente tocayo se ha reunido con empresarios, con periodistas, con artistas, con profesores, con cañeros.
    ​En esas reuniones, el minatitleco ha traído un mensaje de esperanza para el futuro inmediato de los veracruzanos, lo que ha caído en estas tierras yermas como un maná del cielo para alimentar las ilusiones perdidas de tantos, por tanto.
    ​Enérgico, convincente, enterado, el paisano viene con un mensaje altamente motivador.
    ​Y además está trayendo soluciones en la medida de sus fuerzas y sus relaciones, que no son pocas.
    ​Una solución para los cañeros por allá, un apoyo al magisterio por acá, ciertas medidas para facilitar el trabajo de empresas chicas y medianas han sido beneficios tangibles que los jarochos reconocen y agradecen.
    ​Pero en el Gobierno del Estado no parecen conocer ese dicho de que al caballo regalado no se le mira el diente.
    ​Parece que no quieren saber que la unión hace la fuerza. La Cuatroté se alimenta del concurso de todos los fieles seguidores de AMLO, y por eso es indispensable para ella que todos los involucrados en el movimiento pejista caminen juntos y en concordia.
    ​El pleito es con los de afuera y no debe ser entre los de adentro.
    ​No sé cuál sea la realidad, pero el gobernador Cuitláhuac García parece molesto por esas visitas, cuyos resultados finalmente sirven muy bien a su gestión.
    ​Vamos, Sergio y Cuitla son morenistas irreprochables y se mantienen en el buen talante del Patriarca. Debieran ser buenos amigos, aunque no se conozcan de antes (el góber dixit), y más porque comulgan con los mismos intereses.
    ​Gutiérrez Luna se ha mantenido respetuoso ante los embates dirigidos contra su persona, y eso demuestra su madurez política y su buena intención.
    ​Pero de la otra parte no parece que sea igual.
    ​¿Por qué el encono de la autoridad local, entonces?
    ​¿Por qué los ataques, en lugar de abrazos, como manda el líder supremo?
    ​Es raro… muy raro…

    sglevet@gmail.com