Felipe de Jesús Fernández Basilio
Desde A Janela
Esta vez no vamos a tratar sobre un personaje específico como se ha hecho en las anteriores tres entregas de la serie, en esta ocasión vamos a tratar sobre el desprecio absoluto y sistemático que los miembros del gobierno de la autollamada «cuarta transformación» tienen en relación a la ley.
Y es que incumplir las normas jurídicas, y además burlarse de ellas, es el mejor ejemplo de hasta dónde se puede llegar con la corrupción; porque valerse de la ilegalidad, atropellando normas e instituciones impunemente, es la base de cualquier otra clase de corrupción.
Las normas jurídicas regulan la vida en los Estados democráticos y en esas esas regulaciones se establece cómo se manejan los dineros, cómo funciona el sistema judicial, cómo rinden cuentas de sus actos los funcionarios públicos e incluso cómo pueden ser removidos anticipadamente si faltan a la ley.
Sin embargo, en las autocracias la ley es un accesorio que solo sirve para legitimar las acciones del soberano y si por alguna razón, las normas jurídicas no se ajustan a los deseos de este, o se cambia o se ignora, sin que existan consecuencias, en pocas palabras, el soberano y/o la oligarquía gobernante se encuentran en un plano superior al derecho.
En el México de López Obrador nos encontramos con un gobierno que por sistema se burla de la ley y trata de gobernar por encima de ella y digo que trata, porque hasta ahora todavía existe una buena parte del Estado que ha frenado muchos caprichos provenientes del Real Palacio de la Ciudad de México y de los provinciales de las entidades gobernadas por MRN.
Sin embargo, se advierte un guión muy establecido para la actuación de López Obrador y los gobernantes de su partido y ese guión consiste en lo siguiente:
1)Tienes alguna ocurrencia o necesitas darte un baño de pueblo o bien vengarte de una persona o atacar a alguna institución.
2) Existe una norma jurídica legal o constitucional (la categoría no importa) que te lo impide.
3) Entonces, te burlas de ella en cuanta ocasión tengas, llámese show matutino, tribuna legislativa en la que por medio de tus legisladores más grises pero deseosos de relevancia, «Gutierritos» es un buen ejemplo, para que lean extensas filípicas o catilinarias en contra de la norma en cuestión y/o de las personas o instituciones destinatarias de tu inquina.
4) Para luego, inventar normas que no existen para explicar lo que una norma no dice, pero que quieres hacerlo.
5) Si los dos puntos anteriores no funcionan o se estanca el cumplimiento de tus deseos, entonces recurres a desacatar olímpicamente la ley y aunque sepas que tus contrarios la van impugnar ante el poder judicial; ¡tú no te preocupes! al fin que la justicia es lenta y puede tardar hasta año y medio (es lo que en promedio dura un juicio de amparo o cualquiera de los mecanismos de control constitucional) en declarar inválidas tus actuaciones y si por ventura, cuentas con un Zaldívar que retrase aún más los trámites, tardando en listarlos o atrayendo amparos que un Tribunal Colegiado está a punto de resolver so pretexto de volverlos a estudiar, pues ¡qué mejor!
6) Por último, si después de todo se llega a una sentencia, ¡ojo! antes mandas a tus esbirros a agotar todos los recursos legales existentes; no la obedeces, no la publicas y haces de cuenta que no existe; ya que para que te hagan obedecer, tendrán que iniciar otro proceso para exigir el cumplimiento de la sentencia y eso lleva otro tiempito.
7) Último consejo, el punto tres debe de estar siempre presente, ya lo dijo el gran Goebbels «una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad» y por cierto dijo también que «todos los adversarios, por diferentes que sean, se deben de agrupar en una sola categoría», llámalos conservadores o aspiracionistas.
En conclusión, ese el patrón con el que actúan López Obrador y sus secuaces y lo mismo aplica para sacar adelante una consulta ratificadora que según la ley debiera de ser revocatoria en la cual hacen toda la propaganda que pueden, con cierres de campaña incluidos, aunque legalmente esté prohibido hacerlo; que para mantener en la cárcel sin sustento a opositores y personas de quienes se quieren vengar; o bien, para realizar obras públicas por puro capricho y sin sustento, creando decretos para dispensar trámites y contratar por medio de adjudicaciones directas a amigos para dizque hacerlas más rápido o para cualquier otra cosa que se haya hecho desde el 2018 para acá; ejemplos locales y federales en los que se aplica el guión aquí explicado, hay muchos.
Les dejo de tarea buscar otro ejemplo, créanme que es muy fácil hallarlos.
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Twitter: @FelipeFBasilio