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    Sergio González Levet

    Sin tacto

    Hace muchos muchos años, me tocó ver cómo un joven era finalmente aceptado por el director de un periódico, después de que le había rogado intensamente que lo contratara. No era un mal reportero, pero tenía un problema: había caído en el infierno de las drogas y tenía una afición por la mariguana y otras sustancias que lo señalaba, lo ponía en desventaja y colocaba de alguna manera en peligro el medio para el que trabajara.
    ​El director del que hablo, que era buena persona, terminó por darle una oportunidad, pero le impuso una condición, que dejara de inmediato su adicción, a lo que el aspirante prometió que lo haría de inmediato.
    ​Salí junto con él de la oficina del jefe y al despedirnos me comentó que iba a reunirse con unos amigos porque “habían traído unos carrujos de mota de Acapulco, de la mera Golden, e iban a ponerse hasta el gorro”.
    ​Yo, asombrado, le recordé que acababa de jurar y perjurar ante su nuevo contratante que iba a dejar las drogas, y él me contestó que solamente le había dicho eso para que lo aceptara, pero que él nunca iba a dejar de consumir.
    ​Obvio, duró apenas unas semanas en el empleo, hasta que lo corrieron por sus malos hábitos.
    ​Lo que me asombró de esa persona fue la desfachatez con la que dijo una mentira e hizo una promesa que no pensaba cumplir.
    ​Esa historia me viene a modo cuando veo cómo actúan las autoridades emanadas de Morena, que mienten sin recato y prometen lo que nunca piensan cumplir. Y sobre todo los que son autoridad mayor, como el Presidente y los gobernadores y muchos alcaldes, que al tomar posesión juraron guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanan, y se han dedicado a violar sistemáticamente todos los preceptos jurídicos.
    ​Queda para la historia esa frase lapidaria de AMLO: “Y no me vengan ahora con que la ley es la ley”, que enseña cabalmente lo que él piensa del estado de derecho que nos rige.
    ​De ahí, por ejemplo, todas las faltas a los lineamientos electorales que provienen de leyes que el mismo partido Morena promovió, o el desaseo con las parentelas que están incrustadas en puestos de gobierno, o las concesiones a las corruptelas de personajes de primera línea del morenismo.
    ​Y como el Patriarca tira la línea, en Veracruz el Gobernador se pasa por el arco del triunfo, entre baile y baile, todas las leyes posibles. Y así, no le hace caso a lo que dictamina la Suprema Corte de justicia de la Nación o a las recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
    ​El colmo es la dispensa totalmente anticonstitucional que le acaban de dar a la Presidenta del Tribunal Superior de Justicia, que seguramente la Corte federal le va a tirar, al igual que lo ha hecho con una veintena de decretos y leyes antilegales.
    ​Así, cómo se puede tratar con ellos…

    PD. Por el recogimiento de los días santos, esta columna volverá a aparecer hasta el próximo lunes 18 de abril. Que Dios los bendiga.

    sglevet@gmail.com