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    Julio Vallejo

    La línea delgada entre mi opinión y la tuya

    ¿Cómo se eliminan las ratas de los palacios?
    Cuenta la ficción, que desde hace muchos años en el Palacio Legislativo habitan siete gatos, Dodo, Benito, Casimiro, El Duende, Cacho, Garrafón y Princeso; todos machos, no es porque sean misóginos, sino con el afán de que no se reproduzcan más; medidas de prevención, claro está.
    Una ocasión durante el cambio de administración, llegó un jefe de departamento al cual no le gustaban los mininos. Su primera orden como jefe fue correrlos a la calle, esto generó una incógnita en el personal, ya que ellos comentaron: ¡estos gatos llevan aquí muchas administraciones, son los que combaten las plagas de ratones y forman parte de la plantilla laboral!
    No sé qué piensen ustedes, pero casi siempre el personal tiene la solución a los problemas y ¡sí!, aunque también uno que otro animal que llega.
    Sin embargo, después de esta justificación al jefe le valió madre la historia de los gatunos y dijo que ya había presupuesto para las licitaciones para eliminar la fauna nociva. Cabe mencionar, que hay cosas que no solucionas con dinero y una de ellas era la gran labor de estos michis.
    Haciendo referencia a la fauna nociva, ésta se encuentra compuesta desde murciélagos, avispas, alacranes hasta tlacuaches. Es por eso, el argumento del jefe de que deben hacerse las licitaciones para eliminar todo tipo de plagas.
    Si tu casa no está expensa de que haya todo tipo de animales, obviamente por las alteraciones antropogénicas, también los palacios de gobierno tienen una gran variedad de plagas.
    Estos felinos andaban custodiando todo el palacio, desde ese majestuoso recinto cubierto de alfombras rojas y bellos jardines, hasta llegar a las bodegas donde se guardan los tiliches viejos.
    Por otro lado, encontramos en Palacio Nacional el eco del expresidente “Fox” gritando a los habitantes incomodos: ¡alacranes, víboras prietas, cucarachas y ratones! «Aclaro no hablo de la nueva administración, si no de la fauna nociva”.
    Si alguien se pregunta ¿qué paso con los gatos que echaron a la calle? les comento que les fue mejor; a algunos se los llevaron al rancho, otros se fueron a vivir fuera de la ciudad, otros pasaron a ser atendidos mejor que al mismísimo “Garfield”. Por cierto, como era de esperarse el Princeso se sigue asoleando en las playas de bacalar, estirando su manita y comiendo salmón.
    A éstos mininos se les extraña como a la pandilla de Don Gato, cuando dejaron de transmitir en televisión. Y como toda causa tiene un efecto, pues aquí en el Congreso se llenó de ratas y ratones; ya no hablemos de los tlacuaches y víboras prietas, que ni mandando a fumigar se ha podido erradicar.
    Vuelvo hacer mención y destaco “hablo de la fauna nociva, porque la verdad luego hay cada animal”.
    Dicen que el chiste es hacer vidente lo invidente, pues el jefe tuvo a bien en reconocer que hacían falta los gatos, por consiguiente después se metieron solicitudes para poder adquirir otros gatos ya que los anteriores, por más que les rogaban no quisieron regresar: ¡era obvio!.
    Esperemos y esto sirva de ejemplo para las nuevas administraciones, donde una de las lecciones es: que no porque sea un “gato” no sabe de su oficio, al contrario este puede eliminar las plagas que sólo llegan hacer destrozos en propiedad ajena.
    Obvio con esta nueva adquisición de inquilinos “gatos”; el Congreso se mantiene limpio de plagas, lástima que su contrato sólo sea por esta administración ya que nadie quiere que hagan antigüedad.