Inocencio Yáñez Vicencio
La derrota del PRI en el 2018, no fue solamente una derrota electoral sino también cultural. Lo vengo diciendo sin que vea que hagan el menor esfuerzo ya no para encarar este reto, tan siquiera para darse cuenta. Tal vez estén pensando que en el 2012 regresaron simplemente apostándole al fracaso de quien lo habia sucedido después de 71 años ininterrumpidos en la Presidencia. Hoy las cosas son distintas. El PRI a cambio del voto para las reformas de Peña, le perdonó al PAN sus grandes escándalos de corrupción en PEMEX, en el IMSS, en el ISSSTE, en las fugas del Chapo… y al PRI no hubo quien se las tapara y cargo con todo el descrédito .
El elector no sólo lo castigó políticamente, enviándolo al tercer lugar del espectro partidista, lo tiene como sinónimo de inmoralidad y de corrupción y no es porque sea el único que lleva ese estigma, tal vez ni siquiera sea el peor, pero no supo enfrentar esos señalamientos, porque fue mucho tiempo gobierno y la acusación de corrupto siempre pesará más sobre el poder, que sobre quienes no lo tienen .
Hace más de una década presenté 20 puntos para la reforma del PRI. Bien sabía que la Reforma era una decisión de los órganos nacionales de gobierno, pero el caso era abrir su debate. Aquí hicimos un eviento de cara a la sociedad civil. El maestro Panes, el doctor Arnaldo Platas y otros académicos realizaron aportaciones que fueron recepcionadas en la plataforma, plataforma que pretendía ser sustituida por una que me llevaron las autoridades, que frente a ellas tiré al cesto de la basura. Que en su declaración de proncipios se definiera como socialdemócrata es propuesta nuestra. Nada de eso sirvió. Fidel, pensando solo en quien le cubriera las espaldas decidió que Javier Duarte lo relevara, quien se convirtió en una máquina de privatizar lo público. No hablo de Duarte, porque no me haya dado la oportunidad de trabajar tan siquiera un dia de trabajo, el mismo decía en público que para qué quería critica, si conmigo estaba dentro. El ejemplo domina siempre y el ejemplo de devastación de Duarte, borró todo lo bueno que dentro de lo malo, no le pueden regatear las mentes honestas y de buena fe.
A nivel las frivolidades de Peña, que terminaron por imponerle al tricolor un candidato ajeno, provocaron una dispersión de sus lealtades.
Si no se parte de que la propuesta populista prosperó porque supieron construir una agenda de problemas postergados y algunos no debidamente resueltos, entre los cuales escogieron la corrupcion como el más sentido para hegemonizar su discurso, no habrán de explicarse su derrota. Si los problemas de corrupción, seguridad, Ayotzinapa… hubieran sido tan sólo bien encauzados, no hubiera prosperado un proyecto destructor de la nación, como el de Morena.
El PRI, tiene su mérito al votar las reformas que nos llevaron a la competencia real y a la alternancia partidista a México, pero a su interior no supo abrirse a la sociedad. Fidel hizo un buen diagnóstico. Había que renovar sus cuadros y acercarse a los jóvenes, pero vino a resucitar muertos y entregarle las posiciones a hijos de personajes podridos y a juniors y a jóvenes formados en quehaceres domésticos, a los que promovió desde su arribo. El partido dejó de ser partido y pasó a convertirse en un emblema de cofradía.
Si lo que condena la sociedad del PRI, es su gente desleal, oportunista, simuladora, inmoral, pues lo primero que debió hacer en Veracruz y a nivel nacional, es realizar una limpia de todos esos elementos que lo han traicionado y desprestigiado, pero no. En la renovación del CEN vimos como sacaron del juego a un hombre de mucho prestigio como los el doctor José Narro, ex rector de la UNAM e impusieron, mediante porquerías a Alito. En el ámbito local se vio con optimismo que Marlon, le ganara limpiamente a la planilla que respaldaba las tribus de Fidel y Duarte, pero , si bien es cierto ha reagrupado sus cuadros, no se ha atrevido a expulsar a todos esos bribones que han estado trabajando para otros partidos y que hoy lo único que les importa es apoderarse de las pluris para sus familias y lacayos. Si el mayor problema que tiene el PRI es su falta de crediblidad, es impostergable que muestre voluntad de deshacerse de la escoria que lo carcome.
A la sociedad ya no se le puede seguir engañando con cambiar a sus directivos. Eso no es sufieciente. La sociedad quiere que junto a sus directivos se vayan esos vividores de la política. Hoy mismo su directiva debería ser reemplazada por una comisión, con poderes en reserva, para que sus actos queden pendientes de ser ratificados o rectificados por los nuevos órganos de gobierno y palmariamente formarse una comisión de refundación, que abra a la sociedad el debate sobre el partido que queremos. Es muy sospechoso que los grupos que piden sólo la salida de Alito, estén integrados por personas sin peso ni intelectual ni moral, porque traspasar el partido de manos de traidores a manos de pacotilla, sería sepultarlo. El PRI tiene en Beatriz Paredes, Heriberto Galindo… cuadros de peso político, intelectual y moral, que pueden hacer que la sociedad vuelva a creer en él.
Urge que el PRI eche a sus directivos y a todos los traidores que han trabajado para otros partidos y que en los últimos años sólo se han apropiado de sus postulaciones para sus familiares e incondicionales, pero también reconstruirlo culturalmente, esto es, cambiar reglas, prácticas, concepciones, creencias. Que vuelva por el camino de la institucopnalidad, para que sean sus órganos de gobierno la única sede de sus decisiones.
El cambio debe hacerlo cuidando intromisiones perniciosas. No olvide que el daño puede venir de dentro pero también de afuera. Intrigante resulta que el gobernador panista de Querétaro, después de entrevistarse con Amlo, pida replantear la alianza con el PRI, lo que parece más un encargo que reflexión propia. Amlo ya puso a Monreal y a Adán, a trabajar para pulverizar a la oposición. No se trata que se amuralle sino que actúa cuidando todos los frentes.
Estoy consciente que a lo mejor lo que digamos pocono nada contribuyan a elevar el debate, pero lo que externamos muestra qué somos: parlachines que deducimos de cualquier plática o foto tramas vulgares o apoyamos nuestras aseveraciones. Lo importante es que Amlo no nos imponga su agenda y no nos distraigamos en nustro compromiso de hacer todo por fortalecer la oposición a la destrucción que realiza Morena, sustentada en el narco y no demos tregua a la tarea de exhibir la corrupción y el engaño de Amlo.