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    Mar de León
    Minuto

    Se hizo viral un video en Ecuador en el cual se ve que un repartidor fue multado porque no tenía puesto el casco. Les explicó a los oficiales de tránsito, al borde del llanto por la desesperación, que si no llegaba a tiempo no le pagarían y tendría que poner él de su bolsillo. A los oficiales no les importó y remolcaron la moto del joven de todos modos.
    Mientras el muchacho se entristecía pensando en cómo arreglar su situación, un hombre que lavaba su vehículo cerca de los hechos ocurridos vació una cubeta con agua sucia, dejando por accidente al desafortunado muchacho empapado.
    La casa a donde tenía que entregar el pedido estaba a unos metros de lo ocurrido por lo que el joven intentó terminar su trabajo. Pero la clienta se negó a recibir la comida y menos pagarla porque ya había pasado mucho tiempo.
    El repartidor ya estaba enojado hasta este punto. Un mendigo vio que la comida había sido rechazada y se acercó a pedírsela. Lleno de ira, naturalmente, el joven le respondió que se fuera, que estaba teniendo un mal día, y el mendigo se alejó.
    No pasó ni un minuto para que el muchacho se diera cuenta de su error y procedió a brindarle la comida a él y a su hija (una niña pequeña que acompañaba al mendigo).
    Al ver el gesto, la señora del pedido salió de inmediato para pagarle al joven la comida para recompensar la bondad. Los policías también cambiaron de opinión y le entregaron su moto, pidiéndole diligentemente que usara el casco. Pero al momento de remolcarla se había averiado y tuvo que empujarla. El hombre que lavaba el auto vio el problema e intervino reparándola rápidamente. El joven se fue en su moto feliz del lugar.
    Feliz porque logró arreglar su situación. Y fue tan sencillo (o complicado) como permitir que la razón triunfe sobre las emociones y no al revés.

    margl84@gmail.com