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    Miguel Ángel Gómez Ruiz
    Contrapunto

    No concuerdo con aquellos que aseguran que no hay gobernabilidad en el país. Eso pasa cuando las instituciones no funcionan y son rebasadas no sólo por el crimen organizado, sino cuando los propios gobernados no les respetan y se sublevan y lo demuestran en las calles.

    En eso estoy de acuerdo con el presidente López Obrador. Hay gobernabilidad, pero no hay paz. Lo ocurrido el fin de semana pasado en Jalisco, Guanajuato y Chihuahua y además, la violencia en Baja California Norte, Sonora y Michoacán, más la violencia manifiesta de los narcos en Guerrero, son una muestra que debe haber otra estrategia para combatirles y someterles.

    Y no es por nada, pero la política de “abrazos, no balazos” no ha sido útil, ni funcional, mucho menos exitosa, pues ahora hasta las autoridades son obligadas –así lo creo- a declarar que el crimen organizado puede actuar siempre y cuando no cause mucho daño. Por lo menos así lo dio a entender Monserrat Caballero, alcaldesa de Tijuana, una mujer de escasa preparación y que pidió a los narcos a que sólo cobren las facturas a quienes no les pagan.

    Es decir, les dio permiso para continuar extorsionando comerciantes, seguir vendiendo droga para embrutecer a los jóvenes, que maten a sus adversarios y que levanten a todos aquellos que no les obedezcan. Su mensaje dejó fríos a sus propios colaboradores.

    En Acapulco, se vive otro caso dramático con Abelina López, alcaldesa con nulo nivel escolar y que responsabiliza a la prensa cuando ésta le cuestiona sobre la delincuencia organizada que opera a todo lo que da en ese puerto turístico. Ella ha demostrado que es incapaz para todo, no imagino cómo estarán las cuentas en su alcaldía.

    Y un caso peor, el de la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, que ni siquiera tenía trabajo cuando fue propuesta para ser la candidata de Morena. Nadie ignora y lo digo así, nadie ignora que quien está al mando del estado es Félix Salgado Macedonio, su padre, quien hace y deshace en el lugar. De ella poco se sabe, es raro cuando aparece en algún evento, de todo se encarga el padre que buscará ganar más poder cuando haya elecciones otra vez, sin duda.

    Y así, en Sonora, Baja California, Colima, Sinaloa, Guerrero, Zacatecas, Michoacán, Oaxaca, Chiapas, Tlaxcala, Veracruz, tantos estados en donde fueron colocados improvisados que anteponen al presidente y dejan al final a la población. Peor aún, los gobernados no se sienten protegidos, pues en cualquier lugar, sí, en cualquier lugar aparecen muertitos y las extorsiones están a todo lo que dan.

    El país requiere orden y en el gobierno, así como en Morena están más ocupados en seguir en campaña y en atraer más incautos con recursos que son una limosna para quienes lo reciben. La gente, al no trabajar –ni tener ganas de hacerlo- se queda extasiada y por supuesto, dejan la dignidad a un lado y venden su voto, para seguir en el hoyo, cada vez más profundo.

    Y la situación se pondrá peor.

    Morenazos en Minatitlán

    El pasado domingo, el diputado federal Sergio Gutiérrez Luna, un expanista y que fue presidente de la mesa directiva en San Lázaro, rindió su informe de labores. Como era de esperarse, junto con su esposa –que también es legisladora- gastaron un dineral por el lugar, el mobiliario, el acarreo, las despensas y por supuesto, para pagar a los promotores que llevaron a tantos desfavorecidos.

    Fue un informe normal, en el que estuvo presente el líder nacional de Morena, Mario Delgado, así como Ignacio Mier, coordinador de la bancada de Morena en el congreso federal. Sin embargo, tuvo que enfrentar la fiereza de veracruzanos que le detestan. Sí, le detestan, como los casos del diputado Juan Javier Gómez Cazarín; el titular de la SEV, Zenyazen Escobar y toda una perrada que acudió al informe de Rosalva Valencia, una desconocida que decidió dar su informe el domingo y a la misma hora que su compañero de partido.

    Por supuesto, no sólo la idea fue minimizar a Sergio Gutiérrez, sino dar una muestra del supuesto poder que tiene Rocío Nahle, destinada a ser la candidata al gobierno de Veracruz.

    Salvo la lluvia de recursos para comprar conciencias, ninguno de los dos tiene segura la nominación, ni mucho menos que vayan a ganar. Quizá haya otro plan que no ha sido revelado, pero ese es otro tema.

    El detalle es que fueron los mismos morenistas los que estaban del chongo o por lo menos se enviaron sus mentadas, quizá por whatsapp o por miradas a distancia, pero sí, de esa división de dio cuenta Mario Delgado, el líder de Morena, que pidió que se comporten y que trabajen a favor del partido. Aclaró que el partido no tiene dueño –sí, claro- y que no es momento de divisiones. En fin.

    PD Los casos de los magistrados Marco Antonio Lezama Moo y Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros no han sido resueltos.

    En el caso del jurista, que ya ganó un amparo, sigue siendo ignorado por la peor presidente en la historia del Poder Judicial, Isabel Romero Cruz. La lucha sigue y los abogados tendrán noticias pronto, pues el desacato de la presidente ha sido evidente y ella podría sufrir sanciones severas si no cumple con la ley. Hasta la cárcel podría ir y eso le impediría ser secretaria de gobierno con Rocío Nahle.

    Y de la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros, la magistrada más influyente y preparada que tuvo el Poder Judicial de Veracruz, sigue a la espera de un amparo para regresar a la actividad, no por un capricho, sino porque en 1997 los diputados locales votaron para que fuera magistrada numeraria inamovible. De tal forma, que eso también se tendrá que cumplir, así nomás.