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    Felipe de Jesús Fernández Basilio
    Desde a Janela


    Cuando López Obrador dice que va a macanear pareciera que dice una más de sus frivolidades, sin embargo, quizá sea la única verdad que ha dicho, al menos desde que se dedica a la política y es que, resulta que en el sur de América el verbo “macanear” es sinónimo de engañar o de mentir y precisamente al decir que va a macanear, el presidente de México describe su conducta habitual: engañar a los mexicanos.


    Mentiras ha dicho muchas, cada sermón matinal está lleno de ellas, pero ahora un par de esas mentiras son las que se encuentran en el centro del debate nacional.
    Una de ellas es que dice el macanero de Palacio que la única opción para que haya seguridad en el país es indispensable que la Guardia Nacional sea parte del Ejército, ya que este es la única institución incorruptible del país y por lo mismo es la única que puede realmente hacer frente al crimen organizado; macana que es insostenible desde diversos ángulos.
    Por una parte, no es cierto que el Ejército sea incorruptible, tan es así que hay muchos militares enjuiciados y condenados desde hace años y otros con muchas dudas sobre su actuación como el Gral. Cienfuegos, por otra, es absolutamente falso que los militares estén capacitados para combatir el crimen, puesto que no están diseñados para eso y por último, la mentira se hace más insostenible cuando la orden que tienen todas las corporaciones de seguridad nacional es la de NO ATACAR por ningún motivo a quienes delinquen.
    Para tener un buen ejemplo de ello no es necesario llegar hasta el tráfico de estupefacientes, basta sólo con ver cuantos negocios cierran o encarecen sus productos debido al pago de cuotas a extorsionadores y los ataques armados que total impunidad han sufrido cuando se han negado a realizar esos pagos ilegales.
    Otra cosa que el macaneador matutino ha dicho con mucha enjundia es que la prisión preventiva oficiosa debe de mantenerse a toda costa, porque de lo contrario muchos delincuentes saldrían libres y todavía va más allá cuando dice que la aplicación de la prisión preventiva no puede quedar al libre arbitrio de los jueces, porque es exponerlos a la corrupción.
    Mas todas esas afirmaciones son mentirosas o macaneras, ya que para empezar la prisión preventiva en su mismo nombre lleva su razón de ser, que es prevenir algún riesgo de fuga, algún ataque a las víctimas o testigos o la alteración de pruebas; sin embargo, solamente se debe de aplicar en el caso de que ninguna otra medida cautelar sea eficaz.
    Aunado a lo anterior, esa modalidad de prisión se aplica antes y durante el juicio, lo que quiere decir que no se está encarcelando a un delincuente, ya que no existe una sentencia firme que establezca que el encarcelado lo sea y para colmo; resulta que, como sucede con la Guardia Nacional militar, si no existe siquiera la intención de investigar y procesar a los que secuestran, extorsionan y asesinan de manera sistemática a los mexicanos, resulta insostenible la existencia de la prisión preventiva oficiosa.
    Y el engaño más grande que el Sr. Macanero de todos los mexicanos profiere en este tema, es afirmar que los jueces no deben de tener la facultad de valorar cuando realmente es necesaria la prisión preventiva, ya que entonces la facultad se la concede a las fiscalías; lo cual va contra todos los principios de impartición de justicia, ya que debe de ser el juzgador el que de manera fundada, motivada e imparcial decida sobre la afectación de la libertad de cualquier persona sometida a su potestad y por ningún motivo debe de quedar en manos del acusador, ya que al ser así, basta con una simple acusación para poner a cualquier persona en la cárcel por una buena temporada.
    De seguir como estamos, de muy poco habrá servido el cambio del sistema penal, ya que uno de los pilares del sistema acusatorio adversarial es que el juez sea el actor central en todo juicio y no el órgano acusador, como lo era en el inquisitorio.
    Ahora bien, todas esas mentiras se engloban en otra mayor y mucho más perversa y esa viene de la misma paranoia del macanero, quien sólo es consciente de una sola verdad y esa es que el paso del tiempo le va restando poder, incluso sobre sus mismos partidarios (muestras hay en el senado, en algunos estados como Puebla o incluso en las bases de su partido) y por ello busca incrementar su poder político fortaleciendo a como dé lugar las capacidades represivas del Estado, porque eso de combatir al crimen es un embuste.
    Sin embargo y aunque la oposición política no logre quitar a su gente de la presidencia, López Obrador el primero de octubre de 2024 no va a conservar nada del poder que ahora detenta y eso es lo que más le debe de atormentar; porque ya sin poder, todo lo que ha macaneado se le puede revertir y no debe de extrañar que hasta alguien tan dócil y sumisa como Sheinbaum, en su momento lo ponga en su lugar.
    Por ese temor, es que el gran engaño del macaneador que dice ahora gobernar México, consiste en rodearse de militares y apuntalar la función punitiva del Estado, ya que debe de estar coqueteando con alguna idea golpista; ya que, si por él fuera, ni a su sombra le entregaría la banda presidencial.
    Dependerá tanto de la sociedad como de los actores políticos o militares el que se frustre esa idea que debe de estar muy arraigada en la mente del todavía presidente de la república y así hacer que ahora el macaneado sea él.
    felfebas@gmail.com
    Twitter: @FelipeFBasilio