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    Mar de León
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    Mark Zuckerberg, creador de Facebook, ha llegado a un nivel de frivolidad en el que va cambiando y rediseñando su famosa red social a cada rato de una manera enfermiza.


    ​Ha transformado su empresa en algo que llamó Metaverso, para llegar a tal grado que podamos tener una vida (un universo) sin necesidad de salir o levantarnos de nuestro asiento siquiera y dependamos cada vez más de nuestra PC o peor aún de un smartphone.
    ​Dicho en sus propias palabras, “es una réplica tridimensional digital del mundo real en la que interactuarían personas entre sí representadas con avatares virtuales, con objetos y en distintos espacios.”
    ​Bien predijo Albert Einstein que si los humanos nos extinguimos será culpa de nuestra propia estupidez.
    ​Lo bueno es que el egresado de Harvard ha perdido una enorme tajada de su fortuna en su afán de convertir a los humanos en marionetas de la informática, pues Forbes ha informado que de los 140 mil millones de dólares que tenía como patrimonio personal “nadamás le quedan 42 mil millones”.
    ​De esa manera, el ahora “pobrecito” Zuckeberg está perdiendo una batalla contra lo que yo llamaría “la humanidad del ser humano”, y qué bueno que eso suceda, para bien de nuestra imaginación, de nuestra creatividad y de nuestra alma.

    margl84@gmail.com