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    Mar de León
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    Xalapa es una ciudad cómoda y hospitalaria para cualquier indolente, mientras tenga dinero.
    ​Su clima abarca todas las estaciones en un mismo día, lo cual crea un estado de conciencia de estar siempre en un cambio constante que genera en muchas personas que viven en esta ciudad varias emociones negativas, como ansiedad y enojo.
    ​A otros no tanto, pues prefieren pasar por alto detalles que tiene la gente, buenos y malos.
    ​Optan por seguir con sus vidas que fijarse, por ejemplo, si los Chedraui no hicieron la caridad en Xalapa que Diez Francos sí hizo en Orizaba; que si los dueños del Fasti no se preocupan por capacitar a sus negligentes empleados…
    ​Y menciono a los del Fasti porque el modo que tienen sus trabajadores para atender a los clientes representa el modo que tiene la mayoría de los empleados de la mayoría de los establecimientos de Xalapa. Y los entiendo porque deben carecer de prestaciones de ley y seguramente no son muy bien tratados por sus jefes.
    ​Probablemente reciben un sueldo menor al salario mínimo. Y todavía se tienen que levantar temprano (y soportar ese clima que agrada a los decaídos a quienes tienen que atender) para esperar el oxidado autobús, conducido generalmente por otro vago más que vive en las colonias populares más peligrosas y que seguro no es de fiar.
    ​Pero los xalapeños, sobre todo los que nacimos aquí y muchos de los que viven entre nosotros y se han contaminado de nuestra esencia, somos como viejos con fortuna, porque tenemos un carácter muy especial, como he dicho, que nos distingue de la gente de todo el mundo, y que nos hace ser más ricos, aun cuando empobrezcamos en el ánimo.

    margl84@gmail.com