Miguel Ángel Gómez Ruiz
Contrapunto
Cuando creía haber visto todo del presidente López Obrador, me sorprendió que convocara a sus seguidores a una marcha el próximo 27 de noviembre antes de rendir su informe de labores.
Inclusive, dijo que la marcha se efectuará temprano para que el sol no haga daño a su físico ni tampoco a sus funcionarios y seguidores.
En medio de una crisis económica, aunada a una crisis legislativa, con un encarecimiento brutal de la vida y que incluye una canasta básica a un costo superior al 70 por ciento desde que asumió el poder y encima, el alto costo de los combustibles, de sus obras faraónicas y de que la inseguridad va en aumento, el presidente parece no tener más qué hacer que organizar una marcha.
La marcha arrancará en el Ángel de la Independencia y culminará en el Zócalo de la capital del país. En esa marcha, el presidente irá al frente para protestar sobre el fracaso de la reforma electoral que propuso el presidente y la comitiva irá al Zócalo para apoyar al presidente quien poco después rendirá un informe en donde hablará bien de sí mismo. Así las cosas.
La marcha del domingo pasado, en donde ricos, pobres, empresarios, jóvenes, adultos mayores y hasta políticos se reunieron para defender al Instituto Nacional Electoral (INE) causó un impacto grave en el mandatario. El lunes, su enojo fue tal que le duró varios días, hasta que alguien de su equipo le sugirió que propusiera una marcha para medir su popularidad.
Es decir, antes que la economía del país, la seguridad de sus gobernados, la mala economía y los malos resultados, el presidente antepone su vanagloria y por eso saldrá para que sus seguidores lo adulen. En fin.
En tanto, el país sigue de capa caída y los pronósticos, anteriormente pesimistas, son peores en este momento en el que se predice un crecimiento menor al 2.0 por ciento, algo inédito, porque con López Obrador la economía no ha pasado del 0.8 por ciento.
Veracruz
El gobernador Cuitláhuac García Jiménez rindió su informe de gobierno en el municipio de Pánuco. No hubo nada nuevo, salvo que arreció sus ataques hacia los exgobernadores y casi se autodenominó el mejor gobernador en la historia de Veracruz y lo hizo delante de la zacatecana Rocío Nahle, su invitada de honor.
Nada nuevo en su informe, algunas obras carreteras y arreglos a varias escuelas, pero no habló sobre la deuda del estado, ni tampoco de los desmanes de su exsecretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado. Mucho menos comentó algo sobre los feminicidios, ni tampoco sobre sus promesas de campaña, entre ellas un tren ligero que no siquiera se reflejó en un boceto. Tampoco sobre si para el año siguiente hará algo importante y no me refiero a su partida del gobierno en diciembre de 2023, cuando se vaya a apoyar a Claudia Sheinbaum.
Inclusive, desestimó a los maestros estatales a quienes no les ha pagado el importe de su aumento salarial.
Al final, en medio de la alegría de convivir con habitantes de Pánuco, la vida de Cuitláhuac García seguirá siendo la misma y el estado seguirá siendo uno de los cuatro más pobres del país y por cierto, la pobreza aumentó pese a que el estado es uno de los que más recursos reciben de la Secretaría de Bienestar. Habría que revisar si realmente los recursos a estudiantes, mujeres y adultos mayores son entregados, pues en otros lugares ya se ha descubierto que ha habido chachullos.
Pero si en algo pasará a la historia el gobernador Cuitláhuac García, será por su nepotismo, pues está empecinado en colocar a su parienta, Ailett García Cayetano, como presidente del Poder Judicial de Veracruz.
La pobre mujer, con apenas una carrera en Derecho, sin haber litigado en alguna ocasión y sin experiencia judicial, la tendrá difícil si es colocada allí. Por supuesto que ser familiar del mandatario le ayuda, pero no recibirá de herencia una dosis de inteligencia pues eso no se da mucho en su entorno.
Además, hay otras personas que bien podrían ocupar la presidencia, como la magistrada Beatriz Rivera o Esteban Martínez.
PD Pasó una semana más y allí en el Poder Judicial han reinado la estupidez y muchas acciones de corrupción. No se reinstaló al magistrado Marco Antonio Lezama Moo pese a que tiene en sus manos un amparo federal. Tampoco a la magistrada Yolanda Cecilia Castañeda Palmeros que fue despedida pese a que un decreto la convirtió en magistrada inamovible.
Por cierto, hay que recordar que no se le pagaron sus prestaciones de 2021 y que no se le ha permitido ingresar a las instalaciones del Poder Judicial y todo por el odio que le guarda Isabel Romero Cruz que, por cierto, jamás habría obtenido una distinción como el Premio Nacional al Mérito Judicial, tal y como lo logró la doctora Castañeda Palmeros.