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    Luis Alberto Romero 

    Hora cero 

    El Partido Acción Nacional en Veracruz no ha podido superar su división interna y tal parece que así encarará, fracturado, el proceso electoral de 2024. 

    De forma reciente se registró un nuevo intercambio de descalificaciones entre el grupo identificado con el ex gobernador Miguel Ángel Yunes y el diputado local Bingen Rementería, hijo del senador Julen Rementería, vinculado al equipo del ex dirigente estatal Joaquín Guzmán Avilés. 

    En el Congreso local, Morena aprobó la designación de los magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Veracruz –básicamente personajes identificados con Morena–; y para ello contó con el voto de tres diputados panista, entre los que destaca Bingen. 

    En reacción, la senadora Indira Rosales, secretaria general del CDE del PAN, parte del grupo Yunes, dijo en conferencia de prensa que se iniciaría un proceso de expulsión contra el citado legislador local panista. 

    Rementería Molina reviró y acusó la existencia de un “pacto de silencio” entre los hermanos Miguel Ángel y Fernando Yunes Marquez y la senadora Indira Rosales, con el gobierno de Morena. 

    El diputado apuntó que la característica actual del grupo Yunes es el silencio con respecto a la actuación de la 4T; y dirigió un mensaje a Rosales San Román: “frente a las pruebas y hechos consumados públicos, les vendría bien a los panistas que usted renuncie a la secretaria general del PAN en Veracruz y se afilie a MORENA porque desde hace dos años vienen ayudando a ese partido”. 

    No se trata de un debate, porque para ello tendría que existir un intercambio de ideas; es más bien una discusión pública, una correspondencia de descalificaciones, que evidencia, una vez más, el grado de enfrentamiento, casi irreconciliable, entre los grupos internos de Acción Nacional, que se han disputado el control del partido desde 2018. 

    Como antecedente habría que recordar que las últimas dos elecciones por la dirigencia del partido en Veracruz se han definido en los tribunales: en 2018 se repitió la elección que daba el triunfo a José de Jesús Mancha, del grupo Yunes, y en un segundo proceso se impuso Guzmán Avilés. Cuatro años después, en 2022, el ex alcalde de Tantoyuca buscó la reelección, al igual que su antecesor; y también se quedó en el intento: en una segunda vuelta perdió ante Federico Salomón, sustituto de Tito Delfín, quien fue detenido en campaña y sigue preso. 

    Ese resultado significó para el grupo Yunes recobrar el control del Comité Directivo Estatal. 

    El problema para los panistas es que no se ve solución a la división interna, sobre todo por la tibieza que ha mostrado la dirigencia nacional del partido. 

    Esta fuerza política enfrenta una evidente fractura y si el partido no supera ese reto, si no se ponen de acuerdo las cabezas de los grupos, difícilmente llegarán en condiciones competitivas a 2024, año de la sucesión, sobre todo porque en una muy posible alianza opositora, el PRI significa muy poco en términos electorales; y el PRD, casi nada. @luisromero85