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    Miguel Ángel Gómez Ruiz
    Contrapunto

    El gobernador Cuitláhuac García Jiménez ha recibido desde algunos meses y casi a diario, noticias sobre la nula estrategia en seguridad y que el crimen organizado ha avanzado a pasos agigantados a lo largo y ancho del estado.

    En lugar de poner un remedio, se dedica a echar culpas. Así es la realidad, si matan a alcaldes, síndicos, secretarios, tesoreros o regidores no sale de su argumento de que tenían nexos con “los malos”.

    Inclusive, no deja de hablar y tuitear sobre el tema aun cuando los familiares de los asesinados les lloran y rezan. Así ha sido el mandatario veracruzano que cree que puede solo y la realidad es que no tiene capacidad y no resolverá –solo- el duro problema de inseguridad que vive Veracruz.

    Y es cuestión de un análisis simple y rápido. Tiene un gabinete torpe, si volteamos a ver al secretario de gobierno, Eric Cisneros, éste se ha dedicado más a promoverse y salvar la chamba antes que hacer algo por Veracruz. Se ha dedicado a mantener dominado a un grupo de alcaldes que le permiten todo, hasta introducir pistas de hielo a un alto costo y conste que nadie le reclama o pregunta si allí lleva alguna comisión.

    En el resto de las áreas, todos los secretarios buscan promoverse aún y cuando no tengan nivel como son los casos de su compadre Elio Hernández de la SIOP y el titular en Turismo, Iván Martínez Olvera, con nula preparación y actitud para estar al frente de un área importante en la que, por años, se destacó Veracruz.

    Ni qué decir de su pariente, el subsecretario de Finanzas, Eleazar Guerrero, que organiza fiestas con recursos públicos y que se ha dedicado a gastar a manos llenas el dinero de los veracruzanos para apoyar todo lo que se planea en el gobierno para fortalecer a Morena.

    Hay más pero no tiene ni caso mencionarles, lo que sí es cierto es que además de no contar con ellos, tampoco es muy apoyado por los diputados locales ni mucho menos, por el Poder Judicial.

    Tanto en la Legislatura de Veracruz como en el Poder Judicial hay decenas, sí, decenas de improvisados que nada tienen qué ver con las tareas que allí se realizan. Hay un gasto excesivo, imposición de personal, nula vigilancia a los recursos públicos y lo que es peor, el saldo es malísimo. La legislatura tiene un gran rezado en aprobación de iniciativas y el Poder Judicial es el último lugar a nivel nacional en aplicación de justicia.

    El gobernador puede opinar sobre cualquier tema, es verdad, pero tiene que documentarse y buscar ayuda, porque su fiscal Verónica Hernández, no es muy ducha para temas de procuración de justicia y rara vez declara ante los medios y le deja el paquete al mandatario que de justicia sabe casi nada, o menos.

    Además, es reacio a reunirse con personas que ya han pasado por allí, o exdiputados, exsenadores o siquiera alguien que tenga un plan distinto al suyo para aplicarlo para mejorar su trabajo. No, él dice que no se junta con corruptos o bien, que no tiene por qué hacerlo. La realidad es que sí, bien podría porque hay mucha gente afuera de su estructura de gobierno que sabe mucho más que él.

    Lo cierto es que en muchas zonas del estado hay extorsiones, enfrentamientos, ejecuciones, secuestros y más y lo único que hace el gobernador es culpar a los afectados calificándoles como malas personas, sea cierto o no.

    Al gobernador le queda poco tiempo en el cargo. De hecho, finalizando 2023 –dice que se irá a trabajar con Claudia Sheinbaum- deberá iniciar el proceso de entrega de su administración y sólo debiera, se supone, en concentrarse en entregar las últimas obras que estarían concluidas en 2024 pero ni eso, porque grandes obras no hay. Él presume algunos metros pavimentados en áreas lejanas, pero no hay carreteras, ni oficinas nuevas, ni laboratorios para investigación, nada, únicamente hace lo único que sabe y hasta en eso tengo mis dudas: hablar y hablar, aunque pocas veces se le entienda.

    Excepciones

    Los alcaldes de Xalapa, Veracruz y Boca del Río, Ricardo Ahued Bardahuil, Paty Lobeira de Yunes y Juan Manuel de Unanue, respectivamente, han sido quizá, los mejores alcaldes de 2022.

    Ahued Bardahuil “echó la casa por la ventana” y ordenó mucha obra pública no sólo para mejorar la vialidad en la capital, sino para resolver los cientos de problemas que le dejó su antecesor, Hipólito Rodríguez, que fue un fiasco.

    Confiado en un equipo responsable con el que ya ha trabajado, el edil xalapeño no se detendrá, sino que anunció más obra pública para mejorar la imagen de la capital y le creo. Enhorabuena.

    Por su parte, Paty Lobeira de Yunes también ha confiado en su equipo y en el gran apoyo de su esposo, Miguel Ángel Yunes Márquez. Han mejorado la imagen del puerto y ella está concentrada en auxiliar a la población para mejorar el entorno en que viven. Además, trabaja fuertemente para que los porteños accedan a la educación, a la música y todo aquello que ha representado una riqueza para el primer puerto de América.

    Y Juan Manuel de Unanue en Boca del Río, también invirtió buen recurso en repavimentación y mejorar la imagen de escuelas y a la vez, en confiar en elementos para que mejoren áreas como seguridad y vialidad.

    PD Si no se hace algo pronto, la inseguridad estará a tope en poco tiempo. Urge que haya una mayor coordinación entre los tres niveles de gobierno. Es verdad, Veracruz es uno de los estados más pobres del país al igual que Guerrero, Oaxaca y Chiapas, pero puede mejorar mucho si se permite que la sociedad también opine y sugiera ideas.