Manolo Victorio
Carpe Diem
El Movimiento de Regeneración Nacional se parece cada día más al Partido Revolucionario Institucional en el fondo, pero, sobre todo, en las formas.
Y en política, la forma es fondo. Esta liturgia atribuida al ideólogo priista Jesús Reyes Heroles “significa que los modos, gestos, actitudes, comportamientos, palabras, etc., o sea, lo externo, es materia o substancia que puede influir en decisiones trascendentales en la carrera de un político o funcionario público”, escribió Fernando Rangel el 6 de agosto de 2017 en el diario Milenio.
El repetitivo discurso del no somos iguales sólo es un recurso machacón para diferenciarse del dinosaurio político que gobernó 76 años este país; en esencia, los usos y costumbres se repiten al dedillo en el quehacer político.
Adán Augusto López Hernández, heredero político del paisanaje bananero, montado en la frase ramplona del “que siga López”, muletilla psicológica en imitación semiológica al legado del presidente Andrés Manuel López Obrador, se comporta como un priista de pura cepa.
Llega al puerto para hablar de democracia en una charla sobre Reforma Electoral y Gobernabilidad en México, cuya sustancia es lo de menos, no interesa; pero sí el aventarse un palomazo con una marimba sobaquera que amenizaba en el café La Parroquia, escenario por antonomasia para hacer política popular con el tradicional lechero y la canilla.
Una estampa tricolor de antaño transmutada al magenta, con guayabera blanca incluida. “Si camina como pato, grazna como pato, se comporta como pato… ¡es pato!” dicen en la picaresca política sureña.
El titular de la Secretaría de Gobernación ha entrado en una carrera parejera en la sucesión presidencial. Sabedor que el tiempo es su enemigo principal, aprovecha para recorrer la plaza en aras de meterse al final sucesorio, intentando ganar terreno sobre lo caminado por Marcelo Ebrard Casaubón y Claudia Sheinbaum Pardo.
Habría que consignar que su visita a Veracruz fue fructífera, con escenario lleno y la nobel clase política arropándole, pese a que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez se decantó por la jefa de gobierno de la CDMX desde el principio.
Seguramente el gobernador veracruzano y sus colaboradores seguirán con Claudia Sheinbaum hasta que tope.
Cuitláhuac García Jiménez no es un político que se rinda a veleidades partidistas, filosofía conocida como cargada en los usos y costumbres del viejo PRI.
Seguramente se mantendrá firme e inamovible en sus preferencias, “es Claudia” habría repetido como mantra sucesorio en la conferencia de Adán Augusto López.
Sin embargo, en un comportamiento políticamente correcto, Cuitláhuac fue con sus huestes a acuerpar al secretario de Gobernación, sin que este gesto de política de terciopelo se tome como una traición a sus preferencias personales en el camino a la presidencia de la república.
Veracruz es territorio Claudia, dicen los ujieres partidistas de Morena después de escuchar los “Diálogos Ciudadanos” que encabeza Adán Augusto López Hernández por el país. Son tan dadivosos los jarochos que, sin arengas previas, le gritaron “presidente, presidente, presidente” al tabasqueño en paroxismo espontaneo de una calentura política momentánea.
Aunque la semana que termina fue el canciller Marcelo Ebrard quien se llevó todas las estrellas en la Cumbre de las Américas donde hizo bien la tarea para que los Three Amigos salieran bien en las fotos, tanto Claudia como Adán siguen en la lucha, con la desafortunada desventaja que representó para la jefa de gobierno capitalina el accidente más reciente en la línea 3 del metro.
A ver si la estación Panteones no es un mal fario para la única mujer en la contienda morenista.
Remato la similitud de las formas entre el PRI y MORENA con la raíz o esencia de la forma es fondo que pervive en la política mexicana, con la historia anecdótica narrada por el analista Fernando Rangel:
“ (…) Javier García Paniagua, presidente nacional del PRI, le dijo a Oscar Ramírez Mijares, presidente de la CNC, que sería el candidato del tricolor, a la gubernatura de Coahuila, en1981; mandándolo llamar a los pocos días el Presidente José López Portillo, preguntándole que si sabía por qué lo llamó, contestándole que sí, que porque iba ser el candidato, y que se lo había dicho García Paniagua; diciéndole encolerizado el primer mandatario que entonces fuera con éste para que lo hiciera candidato; dándole finalmente López Portillo la candidatura a José de las Fuentes Rodríguez”.
El gran elector en el Movimiento de Regeneración Nacional será su creador, Andrés Manuel López Obrador.