Enrique Yasser Pompeyo
Mesa de Redacción
La lucha de familiares de personas desaparecidas en el estado de Veracruz sigue y son claros en sus señalamientos: la Fiscalía General del Estado poco o nada hace en las investigaciones.
De manera reciente se dieron dos manifestaciones que revelan el “tortuguismo” por parte del ente autónomo.
Uno de los casos que se ha vuelto mediático es el de la menor Fátima Kristal González Patlas, de Villa Aldama, quien el 9 de febrero cumplió dos meses desaparecida.
Su tía, Guadalupe Rubí Romero González señala, denuncia, que la Fiscalía no tiene ningún avance, ni mucho menos alguna línea de investigación.
Se teme que su sobrina sea víctima de una red de trata de personas y que ya haya sido sacada no sólo del estado, sino, incluso, del país.
Lo peor es que la fiscal a cargo del caso se encontraba de vacaciones.
Hay un aspecto preocupante, tras sus declaraciones públicas, la señora Rubí Romero ha recibido amenazas.
Otro caso es la desaparición de Christian Iván González Rueda y Caín González, quienes fueron vistos por última vez el pasado 10 de febrero de 2022.
De acuerdo con la información, Christian Iván viajaba en un taxi rumbo al puerto de Veracruz, el cual era conducido por Caín González. Ambos desaparecieron.
Más tarde, la unidad fue encontrada, pero la familia denuncia que no se hicieron los peritajes de manera correcta, ya que no fueron halladas huellas de ninguno de los dos.
La versión que la Fiscalía le da a sus familiares es la misma: que están investigando, indagando, pero lo cierto es que no hay reporte de avances.
Pese a que la titular del ente autónomo Verónica Hernández Giadáns asegura que sí trabajan y que por secrecía no puede hablar, las familias de los desaparecidos señalan falta de avances y resultados en las carpetas de investigación.
Estos son tan sólo dos ejemplos de los muchos que existen en el estado de Veracruz y cuyos familiares no desisten en la búsqueda de sus seres queridos.
Como lo señalan los colectivos, la Fiscalía General del Estado se encuentra rebasada; al ente autónomo sólo le queda repetir y repetir su gastado discurso y que nadie cree.
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