Enrique Yasser Pompeyo
Xalapa
Los humedales en un contexto urbano pueden ayudar mucho a las ciudades a mitigar los efectos adversos del cambio climático, expuso María Elizabeth Hernández Alarcón, doctora en Ciencias Ambientales e investigadora titular de la Red de Manejo Biotecnológico de Recursos del Instituto de Ecología (INECOL).
“Entre ellos, el aumento a la temperatura, cada vez las ciudades con todo el hormigón que tienen son muy calientes, poco confortables, aunque Xalapa es una zona templada, cada vez las temperaturas máximas son más y más”.
Por ello, agregó que los humedales enfrían la atmósfera urbana, crean ambientes más agradables, proveen un ambiente estético por toda la flora y fauna que puede haber en ellos, “son lugares muy bonitos de recreación”.
“Pero muy importante, ellos (los humedales) van a capturar mucho carbono, mitigan mucho las emisiones de nuestros coches, del dióxido de carbono que emiten los coches”.
María Elizabeth Hernández Alarcón explica que al haber agua y vegetación, la fotosíntesis es muy activa en estos sitios, ya que capturan todo el CO2 que está en la atmósfera.
“Lo convierte en biomasa de plantas, después esta biomasa cuando las plantas fenecen se va al suelo inundado, ahí, los microorganismos son muy lentos para degradar esa materia orgánica y lo que se va generando es una turba o suelo muy rico en materia orgánica o en carbono orgánico, por eso se dice que son muy importante para capturar carbono y está demostrado que pueden almacenar hasta diez veces más que un ecosistema terrestre”.
HUMEDALES EN XALAPA
En ese sentido, explicó que un humedal es una superficie de tierra o de suelo, que se inunda de manera temporal o permanente, y que en él habita vegetación adaptada a vivir en esas condiciones.
“Desde el punto de vista legal, biológico y ecológico, son tres los atributos del humedal, que es el agua, que puede ser permanente o temporal, el suelo y la vegetación”.
Asimismo, indicó que los humedales, al ser sistemas de transición entre los sistemas acuáticos y terrestres, existen a lo largo de toda la cuenca, desde la montaña hasta la costa, “Xalapa está en la montaña y hay humedales”.
Se trata de seis, el más grande, que son cerca de cinco hectáreas, es el humedal de Molinos de San Roque del área natural protegida; un humedal que era la antigua laguna de El Castañón en la colonia MAVER; un humedal que era la antigua laguna de La Barrera, que ahora está frente al fraccionamiento Homex, en Santa Fe, que se le denomina humedal de El Tronconal.
Además, el humedal que está en el Santuario del Bosque de Niebla del INECOL; el humedal que se ubica por Arco Sur, llamado Los Patos; y La Lagunilla, ubicado en la zona del mismo nombre.
La doctora aclaró que hay quienes señalan que Los Lagos es un humedal, pero es un lago, o las lagunas de Casablanca y El Castillo, que son eso, lagunas. En esta última, acotó que alrededor de la laguna de El Castillo sí hay humedales.
En el caso del humedal Los Patos, la doctora indicó que tiene altas concentraciones de carbono en sus suelos.
EL CUIDADO DE LOS HUMEDALES
La investigadora recordó que el pasado 2 de febrero se conmemoró el Día Mundial de los Humedales, luego de que la Convención Internacional Ramsar firmara el acuerdo en el año 1971.
Este año, el lema de la Convención Ramsar fue “Es hora de restaurar los humedales”.
María Elizabeth Hernández Alarcón manifestó que a pesar de que los humedales brindan muchos beneficios a la sociedad son degradados, pues siempre los ven como sitios de mosquitos, terrenos que no sirven para la agricultura, para la ganadería o para construir, por lo que se rellenan, los desaparecen del mapa y se obtienen beneficios económicos.
De manera que, indicó, lo que se necesita saber es que son terrenos que producen bastantes beneficios a la población y al planeta.
“Tienen un efecto local y global; les van a ayudar mucho a las ciudades a mitigar esos efectos adversos, qué se necesita, primero, educar más a la gente, pero, también, una política pública, una voluntad política de mirar estos ecosistemas y decir: `oye, sí, pueden ser nuestros aliados´”.
La investigadora destacó que se trata de una “ingeniería verde”, ya que cuesta mucho menos conservar un humedal que construir muros como en Nueva Orleans, Estados Unidos, “que en lugar de que conservaran sus humedales, hicieron muros para que no entrara el agua y cuando vinieron los huracanes se los llevaron”.
Finalmente, dijo que hace falta mucha sensibilización hacia la gente, pero, también, a quienes toman las decisiones, y aunque existe legislación en la materia, cuando se trata de aplicar la ley, las dependencias de gobierno evaden su responsabilidad.