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    Bernardo Gutiérrez Parra
    Desde el café

    Más tardó Andrés Manuel López Obrador en volver a descalificar a la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, que sus adláteres (anónimos, cobardes y faltos de hombría) en amenazarla de muerte en las redes sociales.

    Quizá nunca se sepa el nombre del baboso, pero la orden debió darla algún leguleyo cercano a Palacio después de escuchar los epítetos del presidente contra la togada, a la que nomás no puede ver porque nunca se ha plegado a sus caprichos y es la ministra que más ha votado en contra de sus descocados proyectos.

    Ayer por la mañana alguien me preguntó que desde dónde vendrá el pleito entre ambos. Pero no es un pleito porque para eso se necesitan dos. La ojeriza del tabasqueño comenzó desde el mismo momento en que doña Norma fue nombrada presidenta de la SCJN (primera mujer en 200 años) y dijo que una de sus prioridades sería mantener la independencia judicial. Y lo ha cumplido.

    Esto no le gustó al presidente cuyo plan A para adueñarse de la SCJN era Yasmín Esquivel Mossa, presunta plagiaria de tesis por partida doble. En Yasmín tenía cifradas sus esperanzas porque con ella en la presidencia, las controversias de partidos políticos y organizaciones ciudadanas contra el plan B que tiene por objeto desmantelar al INE, serían desechadas.

    Pero bendito sea Dios Yasmín no fue la elegida y desde ahí viene la inquina y aversión presidencial contra doña Norma, una de las mujeres más valiosas y valientes de este país.

    Andrés Manuel sabe que si su plan B es votado en contra por al menos seis de los 11 ministros, su sueño de hacerse de las elecciones en 2024 se irá a la basura y lo único que le quedará por hacer si quiere adueñarse de la nación será convertirse en dictador.

    El miércoles anterior no se quedó con las ganas y arremetió contra la SCJN “Este organismo es un florero, está de adorno”, para de inmediato irse contra la ministra: “Antes había un poco más de atención, de vigilancia… y apenas llegó la nueva presidenta y se desata una ola de resoluciones a favor de presuntos delincuentes”.

    Horas después soltaron en las redes las amenazas de muerte que aparte de cobardes, son indignas en un país donde se supone, hay democracia. Dios quiera y el asunto no pase de eso y la ministra siga cumpliendo como hasta ahora, con su trabajo.

    ¿Ordenó el presidente las amenazas? Estoy seguro que no, pero es responsable directo en cuanto a que las provoca con su lenguaje soez y malsano. Reitero lector, la orden debió salir de un ujier servil y rastrero de los que abundan en Palacio Nacional.

    Es un secreto a voces que Andrés Manuel tiene en la SCJN a cuatro ministros que le son fieles. Y le faltarían dos para lograr su objetivo de desmantelar al INE y de paso debilitar sin remedio a la propia SCJN.

    Una de estas personas es Yasmín Esquivel a la que entronizó como ministra, pero que a raíz del escándalo en el que se ha visto envuelta por el presunto plagio de sus tesis de licenciatura y doctorado, ha sido abandonada a su suerte por el tabasqueño.

    Quiero imaginar que para limpiar un poco su maltrecho prestigio, su vapuleada dignidad, su atropellada reputación y en un rato de honestidad consigo misma, votará a favor de las controversias constitucionales y mandará al diablo el plan B de Andrés Manuel.

    Aunque el estigma de plagiaria no se lo quitará nadie, la raza de bronce la mirará con ojos de gratitud y puede que recupere algo del respeto perdido.

    Primero un frente común, luego el candidato: Pepe Yunes

    Hace como mil años el distinguido político tuxpeño, Jesús Reyes Heroles respondió a un grupo de periodistas que le preguntaron cuándo daría a conocer el PRI el nombre de su candidato a la presidencia, con una frase que sigue teniendo vigencia: “Primero el proyecto, luego el hombre”.

    Con un ligero matiz, el diputado federal José Francisco Yunes Zorrilla, respondió más o menos lo mismo después de sostener un diálogo con integrantes del Congreso del Trabajo en el puerto de Veracruz.

    Pepe dijo que antes de pensar en un nombre rumbo a la sucesión del 2024 en Veracruz, lo primero es que se confirme y consolide un frente común con una propuesta que surja desde la sociedad misma.

    Agregó que el candidato a la gubernatura por el bloque opositor no se elegirá según sus méritos, sino porque represente propuestas acordes a las exigencias de los veracruzanos.

    ¿Él estará entre los aspirantes? Sí, desde luego que sí. “No es de merecimientos, no renuncio a nada; sin lugar a dudas estaremos presentándonos, buscando la posibilidad con toda firmeza, con toda claridad, pero en el entendido que primero tendrá que ser el frente. Más que nombres, más que personas… es generar convocatoria con propuestas”.

    Al referirse a la movilización del pasado domingo, se dijo convencido que la sociedad demostró que tiene propuestas y deben ser escuchadas.

    “Hay que esperar los tiempos, hay que buscar una buena convocatoria sobre la sociedad, que ya vimos cómo se organiza y cómo se expresa sin la necesidad de partidos políticos, en función de que requerirán un vehículo como partido electoral para darle salida, sumarnos a ese esfuerzo y a esa agenda”.

    Indicó que escuchar a la sociedad y sumarse a sus reclamos, es la exigencia en la actualidad. “Que los partidos políticos sólo sean el vehículo”.

    bernardogup@hotmail.com