Manolo Victorio
Carpe Diem
El domingo 23 de abril, el presidente Andrés Manuel López Obrador se disponía a comer “antojitos yucatecos que formaron parte del menú del desayuno, que preparan cocineros de la BAM No. 8 cuando se sintió mal y se desvaneció ante el asombro de funcionarios del Fonatur y representantes de las empresas que lo acompañaron en ese momento”, cita José Ureña la narración del periodista Joaquín Chan Camaal del Diario de Yucatán.
Ese domingo 23 a las 12:10 del día, Joaquín Chan Camaal del citado diario reportó versiones de que “el presidente sufrió un desvanecimiento durante su visita a Mérida”.
Yo vi cómo se desplomó el presidente, dijo reportero.
El autor de Teléfono Rojo, José Ureña, recrea el dialogo con el reportero que sostuvo su versión.
¿Cómo fue?
El desayuno parecía de rutina, narra el directivo periodístico presente, fuente de la nota de referencia, cuando el Presidente se desvaneció.
-Yo vi cómo se desplomó el Presidente, para sorpresa de todos.
– ¿Nadie hizo algo para detenerlo?
-No hubo tiempo. Todo fue tan rápido que cayó con todo su peso de lado. Por fortuna estaba sentado y quizá eso evitó un golpe mayor.
– ¿Qué hicieron luego?
-Había mucha confusión y luego fue levantado por personal presente, mayoritariamente militar porque estábamos en una base castrense, y trasladado a un salón anexo.
En las reglas periodísticas hay algunos preceptos que parecieran hilarantes, risibles o hasta ridículos, pero son garantes de la verdad periodística, basada en la buena fe de los reporteros.
El numeral 6 de puroperiodismo.cl, el periodista freelance Craig Silverman, autor del blog Regret The Error, sintetiza una serie de principios rectores en la verificación de datos y en la prevención de errores.
“Si tu madre te dice que te ama, verifícalo: “Familiaridad e historia no te excusan de chequear la información. Nada lo hace. (Perdón, mamá)”.
La salud del presidente Andrés Manuel López Obrador es tema de agenda nacional.
En las redes sociales y en las cuartillas del periodismo opinativo campean versiones descabelladas hasta sensatas sobre la salud del tabasqueño.
Tercer contagio de Covid, habría sido la información de la fuente periodística primigenia: el propio AMLO.
A las 15:32 de ese domingo 24, el Presidente emitió el tweet que decía: “Ni modo amigas y amigos: salí positivo a COVID-19. No es grave. Mi corazón está al 100.”.
Habría que apegarnos también a la fuente original. Si Andrés Manuel López Obrador lo lanzó a éter, debe ser cierta la versión.
La tarea del periodista es desconfiar, practicar un escepticismo ascético. Un periodista insular no se habría aventado una puntada tan impactante sólo por el egocentrismo de hacer temblar a un país.
El 56.9% de los mexicanos no cree en la versión oficial que indica que la ausencia del presidente Andrés Manuel López Obrador se debe a que se contagió por tercera vez de Covid-19, de acuerdo con una encuesta reciente publicada por la empresa Massive Caller, dada a conocer este lunes, un día después del desmayo o contagio.
La encuestadora informó que “solamente el 43.1% de los encuestados respondieron “Sí” a la pregunta: “¿Cree usted en la versión oficial de que el presidente tiene Covid?”.
El mexicano, pitoniso por deporte nacional, le juega al mago Mandrake en la semiología política, construye escenarios de un tinglado adelantadísimo, echado a andar después del 24 de enero del 2022 cuando el propio AMLO dio a conocer su testamento moral.
En este contexto adivinatorio, trata de encontrar la hebra significante del llamado de los gobernadores y gobernadoras de Morena a Palacio Nacional o el verdadero motivo por el cual la doctora Beatriz Gutiérrez Müeller sentó a su derecha al canciller Marcelo Ebrard, en un “Fandango por la Lectura” realizado en Tamulté de las Sabanas, Tabasco.
¿Será que ahora el canciller será una especie de lector público como los que existen en los sembradíos de tabaco en Cuba, que leen literatura a los torcedores que lían las hojas de esa planta y escuchan cuentos, poesía y narrativa para transitar las horas que pasan sentados en esta labor?
La constante, el deber ser colectivo, sería que el presidente Andrés Manuel López Obrador superara esta nueva prueba de salud y reaparezca lo más pronto posible.
No es que coincidamos en la idea totalitaria del país de un solo hombre, pero el presidente ha formado un gobierno circular donde él es el epicentro de todo, en versión mexicana tropicalizada del “El Estado soy yo” del mozalbete Luis XIV.
La política no es, va siendo, pensarán las corcholatas metidas en esta tómbola adelantada.