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    Vicente Luna Hernández

    La sociedad en general es testigo de la violencia diaria que se presenta en México, ningún municipio, ningún Estado, se salva de esta sensación de inseguridad que se respira, misma violencia donde ningún ser humano está a salvo, hombres, mujeres, adolescentes, niñas y niños, no hay ninguna consideración de quienes ven en la violencia la única vía para resolver sus diferencias personales, altercados viales o malos entendidos.

    Decir que la delincuencia organizada tiene el control de ciertas partes del país, esta demás, solamente la fuerza del Estado puede hacerles frente, la violencia ocasionada por estos grupos es pan nuestro de cada día, esa es la triste realidad de México y no se puede ocultar por más cifras y estadísticas que se presuman de parte de los responsables en la materia, sin embargo, hay otro tipo de violencia.

    A través de las redes sociales se ha vuelto común ser testigos de agresiones entre vecinos, familiares, automovilistas, peleas colectivas dentro y fuera de los estadios de futbol, violencia de policías a ciudadanos ya sometidos, peleas entre adolescentes con consecuencias fatales, grescas entre vendedores ambulantes, broncas en palapas y balnearios que en cuestión de segundos se vuelve una batalla campal, crímenes cometidos por menores de edad por diferencias personales o por cuestiones sentimentales…nada que ver con ese pueblo noble y bueno que se presume en el discurso, ¿ qué tienen en común todos estos hechos de barbarie? La impunidad.

    Hay un frase que dice; “ cabeza fría, corazón caliente”, hoy más que nunca esa frase debe ser parte de nuestro vocabulario y aplicarla, recordar que la violencia verbal es el primer paso para pasar a una violencia física y de ahí a una tragedia con pérdidas irreparables, la línea es muy delgada, serenar al país no solo es responsabilidad de los gobernantes, es responsabilidad de todas y todos los ciudadanos y tristemente también, de todos los jóvenes que no miden las consecuencias de sus actos, hay mucho por hacer en todos los centros educativos, públicos y privados… la trasformación debe iniciar en nuestra conducta humana y a favor de una sana convivencia social.

    ¿Por qué tanta violencia entre los ciudadanos hoy? ¿A quién culpar? ¿Alcohol, drogas, falta de valores, enfermedades mentales? ¿Estrés, la situación económica difícil, el enojo social? ¿Los medios de comunicación, las redes sociales? ¿La ausencia de los padres en los hogares y el cuidado de los hijos aun jóvenes? ¿La violencia verbal, la difamación, la polarización de los partidos, funcionarios públicos y gobernantes sin pudor alguno? Estos temas deben ser parte del debate nacional antes, durante y después del proceso electoral, hay que presentar propuestas viables para serenar y sobre todo: el que la haga que pague de acuerdo a la ley, hay mucho por hacer aún, la empatía con la victima debe ser la base de toda aplicación de la justicia, sin embargo, en la previsión y atención pronta a favor de las víctimas en cualquier tipo de agresión , deben de participar los 3 órdenes de gobierno, nadie debe poner excusas y si así ocurriera debe ser exhibida esa autoridad, un ejemplo de ello: cuando hay una pelea entre estudiantes, las autoridades educativas se hacen a un lado porque esta ocurrió fuera de sus instalaciones, así esta agresión y espectáculo denigrante, haya sido a la vuelta de la escuela, alguna responsabilidad deben tener las autoridades escolares que fueron omisos o simplemente escucharon a los protagonistas.

    Las estadísticas sobre una convivencia social basada en el respeto a la ley, debe ser parte de las estadísticas alegres que presume todo gobernante.

    P.D.- Con el ánimo que serenar a México y la reconciliación nacional sea parte del debate nacional…Escribiré otro día.