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    Julio Vallejo
    La línea delgada entre mi opinión y la tuya

    En cada reunión que hay en la casa, antes de empezar el desayuno tradicional familiar; la abuela, madre, hijas, sobrinos y todos y cada uno de ellos que tienen diabetes, se preparan de una manera muy peculiar, como si fuera una travesía de arponeros tras la caza de una gran ballena obsesiva y autodestructiva. Simplemente un ambiente de mar en calma, se disponen a agarrar sus jeringas para inyectarse antes de empezar a degustar los sagrados alimentos.

    Los olores a insulina, acero inoxidable y alcohol se respiran en esa habitación.

    El cuadro escénico abstracto de la última cena donde una se agarra el brazo, el otro sólo deja caer la aguja sobre su pierna, un tercero sigue las normas de 40 o 90 grados de inclinación, por que es nuevo en esta acción dejándose observar agarrando su piel del estómago, todos hacen una gran demostración de cómo deben inyectarse la insulina y olvidando que parte de su cuerpo aún no ha sido ofendida por la aguja diaria que penetra su cuerpo y que estará ahí por mucho tiempo más.

    Los alimentos ultra procesados cada día que pasa, van desplazando a los alimentos sanos.

    Desafortunadamente, la sociedad actual no sabe comer saludable, por la practicidad o por el tiempo para desarrollar sus actividades diarias, los hacen comer cualquier cantidad de comida que existe en los gabinetes de cocina como alimentos precocinados; esto dejando atrás a una sociedad que no tiene conducta adictiva a los elementos naturales que son buenos para la salud.

    La dieta influye en el estado de ánimo; así como también la fibra ayuda a alimentar las bacterias buenas.

    Últimamente tenemos en la mesa de nuestro hogar gran variedad de comida artificial, donde la misma carta nos muestra todos los platillos compuestos con colorantes, saborizantes artificiales, edulcorantes, emulsionantes y conservadores, pero no nos muestra las consecuencias negativas para la salud humana como platillo tradicional.

    Unas de las principales enfermedades es la obesidad pero el mayor riesgo por ingerir estos alimentos son la diabetes o incluso hasta el cáncer, así como también se han hecho estudios donde existe un impacto considerable en nuestro cerebro.

    Tomate, zanahoria, chiles, calabaza, rábanos, lechugas y cilantro eran algunas de las cosas que sembraban en las hortalizas y en los huertos; ahora lamentablemente lo prohibido es lo deseado, como las galletas oreo, papas a la francesa, pizza, hamburguesas y las comidas enlatadas.

    Y hablando de enlatados, se ha incrementado desmesuradamente su ingesta, pues ahora encontramos desde pescado, frijoles, chicharos, elotes etc.; desconociendo que cada lata contiene lo que sería el Bisfenol A, una sustancia química que provoca una reacción en el cuerpo humano como la presión arterial y la diabetes tipo 2.

    Pareciera ser que las frutas y verduras para mucha gente han quedado en el olvido.
    Recuerdo que hace muchos años, se apreciaba en la mayoría de los hogares hortalizas ya que al ser para uso cotidiano, representaba un ahorro en su economía. De igual forma, los huertos que era adonde iban a comprar sus legumbres y verduras, no estaban expuestos a tantos químicos. Hoy en día, tenemos que empezar a implementar semejante acción que por muchos años la dejamos perdida.

    Y tú que piensas de lo que comes estarías dispuesto hacer tus propios huertos.