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    Sergio González Levet

    Sin tacto

    Como la mitad de lo que dice el gobernador Cuitláhuac García apenas se le medio entiende y la otra mitad está de plano en el terreno de las desentenderas, sus propios colaboradores y amigos nunca pueden tener la certeza de que están interpretando correctamente algún dicho del eterno novato que está al frente de las instituciones públicas del estado.

         Los esforzados reporteros que logran pasar el apretado cedazo de la aduana impuesta por el muchachito que cobra indebidamente como Coordinador de Comunicación (no recuerdo su nombre, pero dicen que siempre está en la luna)… los esforzados colegas, decía, en verdad que pasan las de Caín cuando tratan de hacer una nota más o menos entendible sobre lo que comunicó o respondió el ingeniero electro-mecánico metido a político a fuerzas y a contracorriente por su patriarca y hacedor Andrés Manuel López Obrador.

         A quienes piensan que la prensa mexicana ya tenía suficiente con tener que hacer la exégesis diaria de lo que excreta en el púlpito mañanero el presidente AMLO, hay que decirles que las esporádicas conferencias de prensa del actual Gobernador de Veracruz rebasan con mucho la insensatez que nimba al discurso presidencial. Y es que sí éste peca por mentiroso, insultante y exagerado, el del émulo de líder local que padecemos como gobernante posee esas mismas características, pero hay que añadirle la estolidez como un elemento principal.

         Así que ni tirios ni troyanos (“tirios”, naturales de Tiro, un importante puerto fenicio, no “sirios”) logran entender lo que sale de la boca del buen Cuitláhuac cuando intenta esbozar algún grupo de enunciados que aporten alguna idea. Y luego resulta que de sus fauces salen cosas diferentes a las que andaban deambulando por su cabecita loca.

         Esa es la razón que me explica por qué Juan Javier Gómez Cazarín, que ha sido su fiel escudero, terminó por lanzar al aire público una declaración que se opone directamente a lo expresado por el Gobernador respecto de los famosos ataúdes, que no son cajas de muerto, sino símbolos de otra cosa para quienes no tienen un pensamiento infantil, jeje.

         “Yo lo único que puedo decir es que mis manifestaciones siempre las he realizado de manera pacífica; yo, el diputado Cazarín y los diputados del Congreso del Estado, los que acudieron el sábado a la protesta frente a la SCJN, ninguno llevó un ataúd. Yo desconozco quién lo haya llevado y no celebro este tipo de acciones“, dijo el líder de la Jucopo, entusiasta organizador del mitin contra doña Norma Piña en las puertas mismas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

         Ahí lo que seguramente pasó es que, como sucede a menudo, JJ no entendió lo que dijo su jefe Cuitláhuac, y aprovechó para irse en contra de su enemigo, de su némesis, del afroamericano más afroamericano de Veracruz y Mexicali, que fue el de la lamentable idea.

         Pero sin querer se llevó entre las patas a su jefe.

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