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    Este pasado sábado, la reunión híbrida de las Guerreras de Juntas Venciendo el Cáncer (Juvecan) Coatepec, fue particular… esta vez, las voces no fueron las Guerreras, sino del elemento externo que paradójicamente, es interno, que está más adentro de lo que cualquiera se pueda imaginar… más allá de la logística, de apoyo en el asunto tecnológico, en las prótesis, en las terapias, en las pláticas por profesionistas, está la entrega en cuerpo y alma del Voluntariado de Juvecan Coatepec y hoy, ellos fueron los que hablaron.

    El Voluntariado está integrado por Margarita Chávez de Padilla, Elvia Campuzano, Rosa Aurora Rizo, Mónica Domínguez, Nieves Hernández, Gabriela Aragón, Carmelita Lobato, Brenda Caballero, Alicia Morales, Marie Chamussy, Hortensia Martinez, Aída Tlapa, Lupita Lopez Leano, Lupita Solano, Chabelita López, Omar Tapia, Javier Sánchez Lobato así como Salvador Muñoz, y cada uno de ellos, junto con las Guerreras de Juvecan, tienen tareas específicas que hacen que con su granito de arena, este grupo de mujeres valientes que luchan contra el cáncer de mama, se mueva al ritmo de ellas.

    Entre las voces que se escucharon, está la de Javier Sánchez Lobato, hijo de Carmelita Lobato y nieto de Angélica Curiel. Es a través de su abuelita y su mami que entra en contacto con Juvecan, pues tras las pláticas, venía por doña Angélica o luego por su mami para acabar presenciando las charlas. A invitación de la doctora Roge y Omar Tapia es que asume el cargo de Técnico en los enlaces catorcenales desde hace año y medio…

    Mónica Domínguez expresó que no se define como Voluntaria, “me define la palabra servicio”; para ella, cada una de las Guerreras y su familia, son oportunidad de servicio a Dios; “cada una de ustedes es para mí, amor, valentía, cuidado; a cada una de las integrantes de Juvecan las percibe con luz “para iluminarnos a muchos que estamos frente a ustedes… No soy voluntaria de Juvecan ni pretendería serlo; soy servidora de Juvecan”.

    Nieves Hernández llegó a Juvecan hace 8 años y medio, a invitación de Gloria Hernández, quien tejía prótesis a mano. Nieves, como costurera, se ofreció a hacerlas; “no fue fácil, nunca había hecho alguna, y gracias a Dios que nos da la creatividad, han ido mejorando”, cuenta. Agrega que si bien por la pandemia, se perdió contacto con algunas “y a las nuevas integrantes no las conozco, les puedo decir que llegaron al lugar correcto donde aprenderán mucho y verán que hay una Esperanza y Fe en Dios para seguir adelante”.

    Lupita López tiene casi seis años en Juvecan como Voluntaria. Estando en el Instituto Municipal de la Mujer, tuvo oportunidad de conocer a muchas de las Guerreras. Ella sabe que pertenecer a Juvecan es traer la camiseta bien puesta.

    Marie Chamussy llegó casualmente a Juvecan por la cancelación de una charla a la que acudía sobre la tercera edad pero se encontró con las Guerreras y se quedó a escucharlas… y se quedó con ellas… se sintió desde ese momento parte de Juvecan… “compartir las luces y las sombras de la vida ha sido un privilegio hacerlo con ellas. Deja en claro que desde el Voluntariado, se recibe más de lo que se puede dar…”

    Gabriela Aragón, licenciada en Terapia Física. Para ella, el Voluntariado ha sido una experiencia transformadora, llena de significado y gratitud. Verlas cómo enfrentan con coraje y determinación el cáncer de mama, “me ha inspirado a dar lo mejor de mí en cada sesión. La fuerza y resiliencia así como la dedicación y el compromiso de Juvecan, han enseñado a Gaby que el apoyo y la solidaridad pueden marcar la diferencia en las personas.

    Hortensia Martínez, enfermera por vocación, da las gracias a Juvecan por lo aprendido con ellas: luchar sin desfallecer, siempre viendo hacia adelante; “si la vida se pone difícil, siempre habrá una mano amiga y una sonrisa que nos dice Vamos, vamos adelante!”.

    Aída Tlapa llegó a Juvecan invitada por Gloria Hernández. La información y convivencia que ha obtenido y vivido en Juvecan la ha llevado a su vida personal para afrontar situaciones ajenas al cáncer de mama; Aída no deja de reconocer a la doctora Roge no sólo por ser pionera y fundadora del Grupo, sino por su entusiasmo y tenacidad para que Juvecan siga, para acompañar, cobijar y orientar a las personas que padecen este cáncer. 

    Un folleto que la doctora Roge le dio a Brenda Caballero, motivó a la autora del texto de opinión “Números Rojos” hace siete años, a acercarse a Juvecan para iniciar una amistad con una columna titulada “Rogelia y el Grupo Juvecan, y aunque físicamente o por trabajo estos últimos años “me ha sido complicado asistir personalmente, mi corazón y mi apoyo está con Juvecan Coatepec”.

    Salvador Muñoz acompañó a Brenda a una plática y si bien, estaba reacio a entrar al salón donde se daba la charla, una vez adentro descubrió algo maravilloso: mucha fe y mucha esperanza en las voces de esas mujeres que platicaban sus experiencias. A partir de ese momento, en lo único que puede y sabe, he venido escribiendo sus encuentros, sus relatos, las ha acompañado y está seguro que como todos los y las integrantes del Voluntariado, podemos resumir esta última reunión con un “Gracias Juvecan por permitirnos ser parte de su lucha”.