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    Bernardo Gutiérrez Parra
    Desde el Café

    El primer preso político de Cuitláhuac García fue Rogelio Franco Castán al que el 13 de marzo del 2021 agentes ministeriales le llegaron con una orden de aprehensión por violencia familiar. Rogelio mostró un amparo contra ese delito, hubo un forcejeo, uno de los ministeriales resultó con la camiseta rota y eso bastó para que lo detuvieran por “ultrajes a la autoridad”.

    A Rogelio le siguieron Tito Delfín Cano, Fabián Cárdenas, Omar Ramírez, Gregorio Gómez Martínez, Azucena Rodríguez, Ramón Ortiz; Yolli García Álvarez y José Manuel del Río Virgen, solo por citar algunos.

    La mayoría son políticos de oposición que contendían por un cargo de elección popular, iban ganando en las encuestas y los bajaron. Pero también fue detenida una ex diputada federal, una ex comisionada del IVAI y un distinguido asesor en el Senado.

    Con excepción de Azucena Rodríguez que fue acusada de homicidio, a los demás les inventaron los delitos. (Sí sí, ya sé que Tito Delfín está acusado de desviar recursos, pero no está detenido por eso).

    Sólo han recobrado su libertad Azucena Rodríguez y José Manuel del Río, los demás siguen presos.

    Hay que agregar en la lista a más o menos 2 mil ciudadanos como tu y yo lector que estuvieron privados de su libertad por “ultrajes a la autoridad”, un delito derogado, abolido y anulado desde tiempos de María Canica, pero que el gobernador sacó del cajón del olvido para justificar sus atropellos “porque en Veracruz nadie está por encima de la ley”.

    Ignorante de lo que son las leyes y su manera de aplicarlas, arbitrario y altanero por el apoyo que recibe de Palacio Nacional, Cuitláhuac se ha erigido en un juez y fiscal que no se anda con rodeos a la hora de encarcelar a sus adversarios.

    El 28 de mayo ordenó la detención de la periodista y ex alcaldesa panista de Ixhuatlán del Café, Viridiana Bretón Feito. ¿Su delito? Decirle no gracias cuando le propuso que se pasara a las filas de Morena y por apoyar al legislador Sergio Gutiérrez. Con ella fueron detenidos cuatro líderes cafetaleros acusados de quemar las oficinas de un beneficio del café.

    Sus abogados han probado que ellos no fueron los incendiarios, han apelado al derecho que tienen los acusados de defenderse en libertad porque el delito que les imputan no es considerado grave y sin embargo siguen presos.

    Su último abuso de autoridad (hasta ahora) fue ordenar la detención de la jueza Angélica Sánchez Hernández porque, según él, ordenó la libertad de un tal Ithiel N alias “El Compa Playa” presunto asesino del diputado local Juan Carlos Molina.

    A la jueza la bajaron a empellones y leperadas de su automóvil, le pusieron una capucha, le quitaron su bolso, celular, dinero y documentos; le sembraron droga y ya en los separos la obligaron a disparar una pistola para hacer creer que había disparado contra los propios agentes.

    Imposible más sevicia de estos tipos.

    Pero siguió la altanería del gobernador. El día que la detuvieron dijo: “Tenemos indicios de que había comunicación por vía indirecta entre la jueza y el abogado del delincuente. Ay nomás se las dejo”.

    Cuando la periodista Claudia Montero le pidió que confirmara el delito por el que estaba detenida, Cuitláhuac contestó sin precisar: “Es jueza, se va a poder defender”. “Es sólo para informar por qué la detuvieron”, insistió Claudia. “No voy a dar argumentos aquí, lo que resulte lo que se haga por ahí… es jueza”, contestó el gobernador entre trastabilleos.

    “Tenemos indicios y ay se las dejo. Es una jueza y se va a poder defender”. ¿Así se maneja la justicia en Veracruz? Ni más ni menos, lector.

    Para quien pensó que este ingeniero mecánico electricistas habilitado como gobernador, sería más humano y justo con sus gobernados y más congruente entre lo que dice y hace, vaya frentazo que debió darse.

    Aparte de ignorante e incapaz, aparte de indolente ante la violencia que azota a la entidad; negado para frenar el desempleo, la deserción escolar, el aumento de la pobreza y la pobreza extrema, Cuitláhuac García Jiménez pasará a la historia como el gobernador más represor de los últimos 90 años. Le guste o no le guste al señor.

    ¿Y Yunes Linares qué? Ja, ese desalmado represor, es un niño de pecho a lado del “honesto” gobernador que les tocó en suerte a los veracruzanos.

    bernardogup@hotmail.com