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    Vicente Luna Hernández

    La capacidad del presidente Andrés Manuel López Obrador para esquivar la ley y darle vueltas a las resoluciones de ,los órganos electorales que no son a su favor, es una bofetada al Estado de Derecho y una invitación y luz verde para que otros lo imiten y se sientan que están por encima de la ley, hay que dejar las cosas en claro: el principal responsable de la gobernabilidad y estabilidad social es el Titular del Poder Ejecutivo, por lo consiguiente, el respeto a la ley debe ser una premisa fundamental en todo gobierno, sea de izquierda, de derecha o de centro, sea liberal o conservador, haya ganado por poca o mucha diferencia, seguro que los 30 millones de votos que obtuvo AMLO en el 2018 no fueran un cheque en blanco para hacer y deshacer a su antojo y libre albedrío, que no se confundan las cosas.


    Ante las medidas cautelares que emitió el INE para que el presidente no hablara de temas electorales durante sus conferencias de prensa, para que no hablara de la senadora Xóchitl Gálvez y de la oposición, ¿inteligentemente? el presidente inventó otra sección dentro de su muy gustada “mañanera”, “No lo digo yo” recordando la canción infantil “Tin Marín de Do Pingue” que a la letra dice: “…yo no fui fue Teté, mira mira a quien fue…
    Esa canción se la dedica AMLO al INE y a todo organismo sea electoral o no.
    Lo cierto es que ante la violencia que se pasea por el país, ante manifestaciones de transportistas por la inseguridad en carreteras, ante la promesa incumplida de inicio de la refinería d Dos Bocas y otros temas y reclamos de diferentes grupos sociales, el presidente le parece más redituable – electoralmente – hablar del proceso electoral de la oposición, cuestionar a los medios de comunicación, criticar a quienes considera potenciales candidatos de la oposición a la presidencia y de manera especial a la nueva villana favorita, Xóchitl Gálvez y sobre todo, presumir que él y solo él tiene la verdad absoluta.
    Es tiempo que el INE demuestre su autonomía y fortaleza institucional, el apoyo social que tiene es al mismo tiempo una exigencia para que cumpla lo que le ordena la constitución, el INE es el garante de unas elecciones limpias y transparentes, no se vale que hoy ante el proceso electoral más grande de la historia de México, el INE muestre debilidad y se arrodille ante el poder, las y los mexicanos ya sabemos cómo terminan esas historias y seguro que nadie quiere un 2006 versión 2.0

    Por el bien de México, de su estabilidad social y de las posibles inversiones de la iniciativa privadas que tanto necesita el país, los conflicto sociales y el proceso electoral no contaminen la gobernabilidad, misma que está muy lastimada ante la inseguridad en varias regiones de México, ¿ quién gana con una inestabilidad social? ¿Debe el presidente dejar de ser jefe de campaña de morena? AMLO ya ganó en el 2018, está gobernando – para unos bien y para otros mal – y la historia lo juzgara en su momento, en el 2024 no será candidato, no transferirá su “popularidad” a la o el candidato de morena, nadie tiene su trayectoria política y liderazgo social ni en su partido político ni en la oposición ¿cómo quiere pasar a la historia el presidente? ¿Un Fox 2024? ¿Un estadista ejemplar?
    No lo digo yo, pero la revolución de las conciencias no permitirá otro 2006, la revolución de la conciencias no quiere que el Presidente interfiera a favor o en cintra de algún aspirante sea del partido que sea, el pueblo bueno no se deja manipular ni por los medios de comunicación pero tampoco por el presidente de la republica…no lo digo yo.
    P.D.- Con el ánimo que se dejen las simulaciones y la ley electoral se respete sin darles vueltas al asunto…Escribiré otro día.