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    Alberto Silva Ramos

    Con las migraciones viajan las tradiciones y las ideas, los conocimientos, los adelantos tecnológicos, y los valores. Las culturas se revitalizan cuando conviven entre si.

    Un país que se cierra en su propia cultura y que no se enriquece en contacto con otras, esta condenado a desaparecer o extinguirse.

    Hoy en medio de la crisis migratoria mas compleja de la historia, el mundo esta volteando a ver a México y a la forma de encarar nuestros problemas. El mundo observa a un país resuelto, a un país con dignidad, a un país decidido a ejercer su derecho soberano y buscar a través del dialogo la relación mas constructiva que pueda con cualquier nación.

    A nadie escapa que es este un momento crucial para México en su objetivo de redefinir agenda con su principal socio comercial, en particular por la coyuntura de elecciones presidenciales en ambas naciones.

    Es imposible ignorar que la migración será uno de los temas medulares de campaña en Estados Unidos y que los discursos radicales y de odio, subirán de tono sin aportar salidas humanitarias posibles para un fenómeno tan complejo como el que estamos viviendo.

    El fenómeno es tan real, que unos meses el New York Times publico un reportaje titulado, México es la nueva Tierra de Oportunidades para migrantes. El reportaje habla de la llegada de miles de ciudadanos de todas partes del mundo que arriban a México a diario en busca de nuevas y mejores oportunidades de vida.

    Aunque este fenómeno se viene presentando en la última década, la realidad es que en México el porcentaje de extranjeros no supera el 3 por ciento de la población, mientras que en los países que integran la OCDE el promedio es de 13 por ciento.

    Históricamente México se ha visto enormemente favorecido por los movimientos migratorios provenientes de diferentes latitudes del mundo entre ellas, la española, la judía y la centro y Sudamericana, solo por poner algunos ejemplos de quienes han enriquecido a nuestra nación de manera preponderante.

    México lo ha hecho antes y debe hacerlo ahora; Abrazando el intercambio cultural con ciudadanos de otras naciones para enriquecernos como país desde una perspectiva incluyente, respetuosa de los derechos humanos y promotora de las libertades individuales de las personas.

    Una política de esta naturaleza debe privilegiar la llegada de los cuadros mas capacitados, de personas dotadas con la suficiente solvencia intelectual y técnica para ser adoptada y reproducida en beneficio de nuestra sociedad, tal y como lo hacen otras naciones entre ellas los Estados Unidos de América.

    Dado el éxito obtenido por diferentes naciones en la atracción de capital humano valdría la pena preguntarnos que es lo que podemos hacer para atraer talento a nuestro país, tal y como ya se ha hecho en otras etapas de nuestra historia para así mejorar nuestra competitividad, desarrollar tecnología de vanguardia,fomentar la innovación y la cultura y promover el crecimiento económico.

    La respuesta, pasa necesariamente por ampliar nuestra mirada al mundo y asumirnos como una comunidad global en la que el conocimiento transita de manera acelerada.

    Lo que se impone es, la formulación de políticas publicas tendientes a modernizar las reglas que rigen el tránsito de personas de una manera tal, que se aproveche el prestigio de nuestras universidades y se genere un sano equilibrio entre investigadores, científicos nacionales y extranjeros a efecto de satisfacer los retos de México en un futuro tecnológica y científicamente incierto. 

    Otras naciones han tenido éxito a través de la constitución de un fideicomiso para incentivar la llegada a sus respectivas naciones de extranjeros que tengan conocimientos y capacidades suficientes para la innovación, la ciencia y la cultura. Esta puede ser una opción que México puede probar.

    Ante la coyuntura de un mundo globalizado México debe apostar por la apertura. Nuestra nación debe abrir de nueva cuenta sus puertas a mujeres y hombres nacidos en otras naciones, cuyo talento ayudara a la construcción de un país más grande y más fuerte.