José Luis Ortega Vidal
Claroscuros
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Con el recorrido de prueba efectuado este domingo entre las ciudades y puertos de Salina Cruz -Oaxaca- y Coatzacoalcos -Veracruz- Andrés Manuel López Obrador se convirtió en el segundo presidente que inaugura un tren de pasajeros en el Istmo de Tehuantepec, la cintura geográfica de México.
El primero en hacerlo fue Porfirio Díaz Mori, en 1907, cuando concluyó la magna obra iniciada en 1859 por el gobierno de Benito Juárez García.
La idea de explotar uno de los tres istmos del continente americano -los otros dos están en Panamá y Nicaragua- para establecer la ruta más corta entre los continentes asiático y europeo, data de la tercera década del siglo XVI, a pocos años de la caída del Imperio Azteca a manos del ejército español.
Hernán Cortés conoció Coatzacoalcos, así como la zona donde hoy se ubica Salina Cruz – cerca de Santo Domingo Tehuantepec, lugar donde pernoctó el extremeño y de cuyo nombre surge la denominación del istmo mexicano-.
Líder de la conquista, Cortés informó al rey Carlos I sobre la existencia de esta ruta estratégica y ordenó comunicar los territorios de lo que hoy son Veracruz y Oaxaca para conectar oriente con occidente.
Pasaron casi cuatro siglos para lograr tal hazaña, la cual se concretó mediante vías y el ferrocarril.
A partir de 1907 el tren transístmico operó como transporte de cargas internacionales entre Salina Cruz y Coatzacoalcos, puntos de conexión para europeos, asiáticos, norte y sudamericanos.
La Revolución de 1910 en México y la entrada en operación del Canal de Panamá en 1914, provocaron el cierre del tren transístmico, empleado desde entonces en el mercado nacional.
Como tren de pasajeros marcó la transformación del sureste mexicano y de forma particular del istmo de Tehuantepec: en lo social, económico, cultural e histórico, hasta que el presidente Ernesto Zedillo privatizó los ferrocarriles y eliminó la posibilidad de viajar.
No es posible contar la historia del último siglo en la cintura geográfica mexicana sin el tren inaugurado en 1907 y retomado ayer.
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Ahora denominado interoceánico el tren sigue la misma ruta, sólo que se han modificado sus vías.
En una zona de Oaxaca se eliminaron curvas para disminuir -con las rectas construidas- el tiempo de traslado de un puerto a otro.
De siete, el tiempo de traslado bajaría a unas cinco horas.
La modernización de las vías del tren interoceánico forma parte del mega proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, un proyecto de la llamada 4T o Cuarta Transformación del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
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Existen planes para vincular el interoceánico de pasajeros al tren Maya.
Para ello se impulsará un tren de pasajeros desde Coatzacoalcos hasta Palenque, en Chiapas.
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El Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec se ha diseñado como una plataforma logística que impulse el comercio mundial entre Asia, Europa, México, Estados Unidos y Sudamérica, como ocurrió al inicio del siglo XX.
Este es el segundo rostro del tren y en él descansa mayormente el objetivo de combatir el rezago social, económico y la profunda pobreza que padecen nueve entidades en el sureste de México: Guerrero, Puebla, Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Campeche, Quintana Roo, Tabasco y Yucatán.
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Para ello se incluyen diez Polos de Desarrollo -o Zonas Económicas Especiales- de los cuales, se licitaron los primeros cinco: dos en Coatzacoalcos, uno Texistepec y uno más en San Juan Evangelista, todos en Veracruz, así como el de Salina Cruz, Oaxaca.
En noviembre la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, dará a conocer qué empresas invertirán en estos espacios con exenciones fiscales federales, estatales y locales.
Los Polos de Desarrollo, los trenes de carga con vías modernizadas, así como las inversiones del gobierno federal en los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz para volverlos más eficientes, constituyen la parte medular del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec.
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¿De qué giros son las empresas que se instalarán en los Polos de Desarrollo?
¿A cuántos millones de dólares ascenderá su inversión?
¿Cuántos empleos se van a generar y de qué calidad?
¿Cuáles serán sus plazos de construcción y arranque?
Son algunas de las preguntas esenciales para conocer el impacto del Corredor Interoceánico en el istmo y el sureste de México.
Otro elemento fundamental remite a la capacidad de operación de nuestros puertos istmeños y el alcance de los trenes de carga para competir contra el paso diario de barcos con miles de contenedores en el Canal de Panamá, el cual luce saturado.
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Ahora, conoceremos la capacidad de respuesta mexicana ante este mega reto.
Veremos pronto cuánto se avanzó durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador…
Luego, desde los discursos de campaña podremos visualizar el interés de quien sea electo o electa como relevo de AMLO, sobre este tema.
Llegará el momento, también, de conocer la capacidad de respuesta de nuestro próximo gobierno ante los retos históricos de México.