Destacado

    José Luis Ortega Vidal
    Claroscuros

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    La entrega de mega obras de la 4T no representa su entrada en operación al cien por ciento, ni el cumplimiento total, inmediato, de sus objetivos.
    Del corredor interoceánico entrarán en funciones el tren de pasajeros y el tren de carga, durante lo que resta del 2023.
    En noviembre próximo conoceremos los nombres de las empresas ganadoras de la licitación para invertir en los Polos de Desarrollo de Coatzacoalcos (dos), Texistepec y San Juan Evangelista en territorio veracruzano, así como Salina Cruz, en Oaxaca.
    Antes de concluir el sexenio de Andrés Manuel López Obrador se entregará el rompeolas de más de un kilómetro y medio en el puerto de Salina Cruz.

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    Frente a todo ello, empero, pasará tiempo –no sabemos cuánto- para que los barcos con miles de contenedores arriben a los puertos de Coatzacoalcos provenientes y con destino a Europa, Asia, así como al Este y Oeste de Estados Unidos.
    Asimismo, pasarán meses –quizá años- para el arranque y conclusión de las fábricas con apoyos fiscales cuyas manufacturas aprovecharán los trenes del Corredor Interoceánico para ser enviadas al mercado internacional.
    El Corredor Interoceánico, visto desde la perspectiva de la geo economía capitalista es –en esencia- una plataforma logística para el traslado de mercancías de un lado a otro del mundo, ida y vuelta.
    Sus Zonas Económicas Especiales –llamadas Polos de Desarrollo- constituyen una opción manufacturera en el sureste mexicano, tal como ocurre –desde varias décadas atrás- en el centro y norte del país.
    Aquí se apuesta al aprovechamiento de recursos naturales y humanos al más bajo costo posible, a cambio de generar empleos en una zona compuesta por nueve entidades federativas, abandonada por el Estado y el sector privado en materia de inversión eficaz, suficiente y permanente.
    Sólo de palabra, de referencia, de tímida teoría, el proyecto del CIIT alude a elementos fundamentales en el desarrollo humano: la ecología, la cultura, la historia, la identidad, los derechos humanos, la riqueza étnica…
    A ningún gran capitalista dispuesto a invertir en el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, le interesa la resistencia de los pueblos zapotecos para luchar contra parques industriales consumidores de su agua, sus bosques y sus selvas; así sean sólo una parte de la población.
    A ningún político, ni a la Marina –a cargo del CIIT- le ocupan los riesgos de una tragedia ecológica en las selvas de Uxpanapa, Chimalapas, ni sus nexos con el último reducto tropical hacia el norte del continente americano después de la selva del Amazonas: Los Tuxtlas.

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    El son jarocho ha resurgido durante los último cincuenta años como un elemento clave de identidad en el sur de Veracruz, así como zonas oaxaqueñas y tabasqueñas, donde nació esta combinación de música y fandango tradicionales junto a lenguajes, poesía, vestimenta, religiosidad y cosmogonía que en algún momento se vio en peligro de desaparecer.
    El son jarocho es un ejemplo de resistencia cultural colectiva capaz de retroalimentarse, evolucionar y generar -con personalidad y resiliencia cultural propia- un sitio protagónico en el mundo, tanto en México como en Europa y Estados Unidos.
    La lucha oaxaqueña se genera desde espacios, condiciones y batallas diferentes: la lucha política, la toma de las vías de comunicación, la confrontación directa con el Estado, el discurso coherente vía la defensa de territorios donde no están dispuestos a permitir el arribo de máquinas y entregar su tierra, así como el rechazo a empresas voraces que aprovechan la energía eólica a cambio de matar de hambre a campesinos y pequeños productores.

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    El corredor interoceánico del Istmo de Tehuantepec ha llegado pero su desarrollo será lento, en un plazo sin claridad y bajo condiciones de luz y sombra.

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    Esta mega obra, como la refinería de Dos Bocas, requerirá respaldo absoluto de los próximos gobiernos federal y estatales.
    AMLO maneja y manejó un discurso contradictorio al atacar al modelo neoliberal, al tiempo de tomar decisiones bajo la sombra del neoliberalismo.
    Para el éxito del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, México requiere del capital privado nacional, pero sobre todo internacional, con el cual la 4T se confronta y se ha confrontado.

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    ¿Cuál es la visión al respecto de Xóchitl y Claudia, precandidatas ya definidas?
    En Veracruz todo apunta a la candidatura – muy fuerte, de concretarse- de Rocío Nahle García…
    Habremos de conocer su perspectiva sexenal ante la necesidad de vincular el trabajo del gobierno veracruzano con las empresas llamadas a generar miles de empleos en el sur profundo, incluido Coatzacoalcos, su ciudad domicilio…
    Una vez sepamos quién o quiénes serán abanderados opositores, también se les deberá cuestionar sobre carreteras federales y estatales, particularmente la 185 o vía interoceánica.
    ¿Una carretera de cuatro carriles entre Salina Cruz y Coatzacoalcos?
    No existen noticias confirmadas al respecto.

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    Se requiere y se va a requerir mayor desarrollo portuario, concretar el gasoducto entre Jáltipan y Salina Cruz, garantizar el agua para el Polo de Desarrollo y pueblo de Texistepec, amén del ubicado en San Juan Evangelista, junto al puerto seco de Medias Aguas; además de la línea de internet con fibra óptica a lo largo de los más de trescientos kilómetros de CIIT.
    A todo ello, añadamos el tema de la seguridad, pues la existencia de amplias zonas bajo control del crimen organizado, inhibe inversiones…
    CONTINUARÁ