Sergio González Levet
Sin tacto
Quienes ejercemos el inefable oficio del reportero, la ardua profesión del periodista, siempre hemos sabido que no le somos gratos al presidente Andrés Manuel López Obrador.
Como candidato, como hombre en el poder, precisamente desde éste nos ha lanzado regaños injustos, invectivas no merecidas, acusaciones falsas, infamias y calumnias; nos ha puesto en peligro al evidenciar su enojo en contra de nuestra actividad informativa; lo ha hecho también al hacer pública información privada de varios de los nuestros, como “Loré” o Ciro o Aristegui o López Dóriga o…
No nos quiere de ninguna manera, y hemos estado conscientes de esa falta de cariño, de afecto, de cercanía, de comprensión, desde que arribó como titular del Poder Ejecutivo federal.
Lo sabíamos, y muchos padecimos en carne propia el desprecio presidencial porque fueron corridos de sus empleos, afectados en su vida privada, acosados por la policía, amenazados por fuerzas oscuras.
Pero nunca pensamos que se atrevería a tanto con el caso de Lord Molécula, ese pobre individuo que realmente se llama Carlos Pozos pero esconde sus ignominias en ese apodo que da idea de su ínfimo tamaño personal y profesional. Yo diría que no llega ni a átomo.
Es que en verdad es grosero, insultativo, enojoso que además de eso, AMLO haya permitido que el senador poblano Alejandro Armenta Mier le haya otorgado un reconocimiento, haciéndolo pasar como de todo el Senado de la República. Y ya de plano indignante que todavía en la mañanera de ayer lo haya festinado, diciendo al pobre individuo que no falta a las mañaneras para endilgarle lacayunos elogios que estaba muy presumido y “tirando aceite” por su premio.
Ese tal “premio” es otra broma de mal gusto del Mesías tabasqueño en contra de quienes trabajan en los medios de comunicación, porque darle cualquier lugar a un individuo de tan baja calaña, a un youtuber que nunca ha sido periodista, es querer sobajar a todos los comunicadores.
Allá este tal “Colmolécula” y sus indignidades, sus actitudes vergonzantes y su triste figura. Él dice que se siente orgulloso de haber recibido ese papelito firmado por Armenta en el que le dice, entre mentiras viles y una prosa igual que se lo entrega, oiga usted, “por su labor en los medios de comunicación informando de manera oportuna, veraz y objetiva los sucesos que impactan a los habitantes de su región, aportando los criterios para la formación de la opinión pública y la construcción de una sociedad equitativa, justa y democrática”.
Y en el colmo de la desfachatez le llama: “Ejemplo de tenacidad y profesionalismo entregado al ejercicio periodístico, mostrando a lo largo de los años una ética probada con enfoque humano y cercana a la población.”
Jajajá, los cuatroteros son de dar risa… y pena ajena.
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