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    Enrique Yasser Pompeyo

    Mesa de Redacción

    Con la conformación de la corriente priista llamada Grupo Veracruz, ¿qué se espera?, se esperarían vientos de cambio, de diálogo y de inclusión.

    Con la nueva agrupación que de acuerdo con sus integrantes es una iniciativa independiente de participación política y electoral, se prevé una dinámica diferente.

    El reto que tienen no es menor, luego de que Fernando Kuri Kuri calificara la designación de Adolfo Ramírez Arana como una imposición, acuerdos en la sombra y dedazo, tienen que sumar a la auténtica militancia.

    Si el “error” de Alejandro Moreno Cárdenas fue no respetar las formas y prevaleció el compadrazgo y el amiguismo, hoy se debe dejar de lado el autoritarismo.

    En el Grupo Veracruz hay diversos actores políticos, incluidos alcaldes, regidoras y regidores, síndicas y síndicos, ex diputados, ex presidentes del CDE del PRI, presidentes y presidentas de comités municipales del partido, presidentes y presidentas de sección, líderes, así como activistas que conforman la estructura territorial del partido en Veracruz.

    Si la nueva agrupación se encuentra integrada por liderazgos con una presencia real y con arraigo en sus municipios, el trabajo es mantener la cohesión partidista. Unir y sumar.

    Lo que menos se desea es que la lucha por el control del partido se agudice y ahonde aún más la compleja situación política por la que atraviesa el PRI.

    El riesgo es mayúsculo. Con el avance de MORENA en el país y en la entidad, las divisiones en el PRI veracruzano y, sobre todo, la fragmentación podrían tener un impacto directo en las candidaturas y en el Frente Amplio.

    Con ese escenario, el único beneficiado es MORENA y los perjudicados no serán los partidos, sino las familias veracruzanas.

    México y Veracruz podrían aguantar otro sexenio de la mal llamada 4T, pero, ¿a qué costo?

    enriquepompeyo@hotmail.com