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    Elena Córdova Molina

    El pueblo de Mexico esta habitado en su mayoría de gente noble y orgullosa de sus raíces. Esta temporada próxima de todos los santos nos lo demuestra. Aquí, gran parte de la población hace una especie de pausa cultural, social, incluso política, dedicándose a recibir a sus fieles difuntos. Nada les interesa más que recordar a sus familiares y amigos ausentes.

    Pero qué sucede durante o después de que las fechas tradicionales o determinadas épocas de festividades se acaban. ¿Volvemos a ser los que realmente somos? Por más extraño que se escuche, tal parece que así pasa. Por un extremo somos el pueblo más ejemplarmente solidario del mundo y por el otro extremo, pocos somos sensibles con la desgracia ajena. No todos, hay excepciones como trataré de explicar más adelante.  

    En temporadas de grandes movimientos políticos nacionales y en épocas electorales nos movilizamos en masa y generamos mucho ruido. Se vive la pasión electoral al máximo, por ejemplo. En temas de desgracia, parte del país queda en un suspenso. También hay mucho ruido, pero poca acción. Son pocos los solidarios. No todos nos ponemos en la situación que viven nuestros compatriotas que se encuentran en otros estados. Carecemos de empatía y de parte del gobierno actual, sensibilidad.

    En este momento tenemos el desastre que causo el Huracán Otis en el puerto de Acapulco, Guerrero. Un fenómeno natural de proporciones inimaginables aún, en cuanto a la cuantificación de los daños materiales y humanos no hay cifras definitivas. Hay que sumarles la desgracia de la desorganización en cuanto a la ayuda, la información que alimenta la confusión y la infaltable politización, la raja política. La politización, es un cáncer que no hemos podido extirparnos, muy al contrario.

    Sabido es que ante una desgracia como la que se vive, lo mas difícil es organizarse, lograr que la ayuda por parte del gobierno y las organizaciones civiles y la propia ciudadanía llegue a quién debe llegar. Y cuando lleguen sean repartidos de acuerdo con las urgentes necesidades, con neutralidad y justicia, con la posibilidad de cubrir mayormente a la gente que está realmente urgida, tales como madres que tienen hijos pequeños y adultos mayores, sin obviar que todos deberían ser apoyados. Y ese parece ser el problema en este asunto.

    Por otro lado, la desinformación. La que manejan los políticos y funcionarios en el poder, luego las versiones de los damnificados y por último tenemos los que pretende capitalizarse para determinada ideología política. Esto es lo más mezquino que puede haber en esta situación crítica. No hay nivel en cuanto a los políticos de la vieja guardia y los nuevos que pretende hacer su agosto declarando sin ton ni son, siempre con una consigna y fin determinado. Los bots y las fake news al por mayor. Y así solo perjudican a los damnificados y a quienes pretendemos cooperar o enviar apoyos materiales. Como si no tuvieran suficiente con la pérdida de su patrimonio y en el peor de los casos de alguna familiar. A ellos, no les importa.

    El gobierno federal y del estado de Guerrero. Uno, controlando en exceso todo lo que pudiera servir y obstruyendo de alguna forma a la gente, organizaciones bien intencionadas. La otra, la gobernadora con poca o nula capacidad de respuesta ante tal magnitud del fenómeno natural. No es posible ver videos o mensajes con supuesta solidaridad, pero con una carga política innegable. No hay respeto. Y así, día a día, mientras la gente sufre, la gente se desespera, la gente pierde la esperanza. Necesitan urgentemente, agua potable. Artículos de primera necesidad, plantas de luz o restablecimiento de la energía eléctrica en lugares estratégicos como hospitales y centros de salud. Y lo más importante, atención de sus problemas de salud, antes de que se desate una epidemia incontrolable. Las desgracias no son de nadie en exclusivo. Las desgracias requieren de todos, no hay agenda ni debería haber colores de partidos políticos mucho menos, usarse la necesidad para llamar la atención o generar simpatía. Hay que tener tantita…